Comparación de industrias

Está viendo información sobre las siguientes industrias:

  • Seguro El sector de los seguros ofrece productos relacionados con los seguros tradicionales y no tradicionales. Las líneas de póliza tradicionales son las de propiedad, de vida, de accidentes y de reaseguro. Los productos no tradicionales incluyen rentas vitalicias, transferencias alternativas de riesgos y garantías financieras. Las empresas del sector de los seguros también realizan inversiones en valores. Suelen operar dentro de un solo segmento del sector, por ejemplo, el de propiedad y accidentes, aunque hay algunas compañías grandes con operaciones diversificadas. Del mismo modo, las empresas pueden variar en función del nivel de su segmentación geográfica. Mientras las grandes empresas pueden suscribir primas en numerosos países, las más pequeñas suelen operar a nivel nacional o incluso local. Los ingresos del sector provienen de las primas, los ingresos por suscripciones y los ingresos por inversiones, mientras que los gastos más importantes se deben al pago de las reclamaciones, que también es una fuente de incertidumbre para los beneficios. Las empresas aseguradoras proporcionan productos y servicios que permiten transferir, agrupar y repartir los riesgos necesarios para el buen funcionamiento de la economía. Mediante sus productos, también pueden crear una forma de riesgo moral, reduciendo los incentivos para mejorar las conductas y rendimientos subyacentes y contribuyendo así a los impactos en la sostenibilidad. Al igual que otras instituciones financieras, las empresas aseguradoras se enfrentan a los riesgos asociados a los mercados crediticios y financieros. Dentro del sector, las empresas que realizan actividades no tradicionales o no relacionadas con los seguros, como los canjes contra el impago de deuda (CDS) y los seguros de títulos de deuda, han sido identificadas por los reguladores como más vulnerables ante la evolución de los mercados financieros y, por consiguiente, más propensas a amplificar o contribuir al riesgo sistémico. En consecuencia, esa clase de aseguradoras se enfrentan a la posibilidad de ser designadas como instituciones financieras de importancia sistémica, lo que las expone a una mayor regulación y supervisión.
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  • Carga aérea y logística Las empresas de carga aérea y logística proporcionan servicios de carga y logística de transporte tanto a empresas como a particulares. Dentro del sector, hay tres segmentos principales: el transporte de carga aérea, los servicios postales y de mensajería y los servicios de logística de transporte. Las empresas de la industria obtienen ingresos de uno o más de dichos segmentos, e incluyen tanto a aquellas que no se basan en activos como las que cuentan con un gran capital. Los servicios de logística de transporte incluyen la selección y contratación del transporte adecuado mediante la subcontratación de empresas de transporte por carretera, ferroviario, marítimo y aéreo. Sus servicios también pueden incluir la intermediación aduanera, la gestión de la distribución, la consolidación de proveedores, el seguro de la carga, la gestión de las órdenes de compra y la información logística personalizada. Se tata de un sector fundamental para el comercio mundial, ya que aporta a la demanda un cierto grado de estabilidad.
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Cuestiones relevantes para ambos Industrias (10 de 26)

¿Por qué algunas cuestiones se muestran atenuadas? Las normas SASB varían según la industria, en función de los diferentes riesgos y oportunidades de sostenibilidad de cada industria. Las cuestiones atenuadas no se identificaron durante el proceso de elaboración de normas como aquellas que pueden afectar al valor de la empresa con mayor probabilidad, por lo que no se incluyen en la norma. Con el tiempo, a medida que el Consejo de Normas SASB siga recibiendo las opiniones del mercado, es posible que se añadan o eliminen algunas cuestiones de la norma. Cada empresa determina por sí misma si una cuestión de sostenibilidad puede afectar a su capacidad de crear valor empresarial. La norma está diseñada para la empresa típica de una industria, pero las empresas individuales pueden optar por informar sobre diferentes cuestiones de sostenibilidad en función de su modelo de negocio único.

Temas de divulgación

¿Cuál es la relación entre la categoría de cuestiones generales y los temas de divulgación? La categoría de cuestiones generales es una versión independiente de la industria de los temas de divulgación que aparecen en cada norma del SASB. Los temas de divulgación representan los impactos específicos de la industria en las categorías de cuestiones generales. Los temas de divulgación específicos de la industria garantizan que cada norma del SASB se adapte a la industria, mientras que las categorías de cuestiones generales permiten la comparación entre industrias. Por ejemplo, Salud y nutrición es un tema de divulgación en la industria de las bebidas sin alcohol, que representa una medida específica de la industria de la cuestión general Bienestar del cliente. Sin embargo, la cuestión Bienestar del cliente se manifiesta como el tema de la divulgación Medicamentos falsificados en la industria Biotecnología y productos farmacéuticos.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
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    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
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    • Prácticas de venta y etiquetado de productos Esta categoría aborda los problemas sociales que pueden surgir por no gestionar la transparencia, la exactitud y la comprensibilidad de las declaraciones de marketing, la publicidad y el etiquetado de los productos y servicios. Incluye, por ejemplo, las normas y reglamentos de publicidad, las prácticas de marketing éticas y responsables, el etiquetado engañoso o confuso, así como las prácticas de venta y préstamo discriminatorias o predatorias. Esto puede incluir prácticas de venta engañosas o agresivas en las que las estructuras de incentivos para los empleados podrían fomentar la venta de productos o servicios que no son del interés de los clientes.
      • Información transparente y asesoramiento justo para los clientes Los productos de seguro cumplen una función social importante para mitigar el impacto de las crisis económicas imprevistas, permitiendo a los titulares de las pólizas reducir al mínimo las repercusiones financieras de acontecimientos como enfermedades, accidentes y muertes. Sin embargo, los riesgos que implican las pólizas de seguro poco claras, los términos ambiguos de los productos y las tácticas de venta potencialmente engañosas, pueden erosionar la reputación de la marca, generar disputas legales y reducir el número de servicios y productos ofrecidos. Ello ocurre sobre todo si los reguladores consideran que ciertas pólizas son demasiado complejas e inadecuadas para los clientes. Además, las empresas aseguradoras compiten sobre la base de la solidez financiera, el precio, la reputación de la marca, los servicios ofrecidos y las relaciones con los clientes. La insatisfacción de los clientes puede reducir la suscripción de seguros, lo que puede dar lugar a resultados financieros extremadamente negativos para las personas y las familias, como quiebras personales. Dada la preocupación constante de los reguladores financieros por la responsabilidad y la protección al consumidor, las empresas que mantengan la transparencia en los términos de las pólizas y ofrezcan a los clientes los productos que mejor se adapten a ellos, estarán mejor posicionadas para mantener su reputación de marca, evitar el escrutinio regulador y proteger el valor para los accionistas. Si no se informa a los clientes sobre los productos de manera clara y transparente, puede aumentar el número de quejas, la rotación de clientes y, en algunos casos, las sanciones regulatorias y la necesidad de acuerdos.
    • Prácticas laborales Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para mantener las normas laborales comúnmente aceptadas en el lugar de trabajo, incluido el cumplimiento de la legislación laboral y de las normas internacionalmente aceptadas. Esto incluye, entre otras cosas, garantizar los derechos humanos básicos relacionados con el trabajo infantil, el trabajo forzoso o en régimen de servidumbre, la explotación laboral, los salarios justos y el pago de horas extras, y otros derechos básicos de los trabajadores. También incluye las políticas de salario mínimo y la provisión de beneficios, que pueden influir en la forma de atraer, retener y motivar a la mano de obra. La categoría también aborda la relación de la empresa con el trabajo organizado y la libertad de asociación.
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    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
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    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
      • Incorporación de factores ambientales, sociales y de gestión en la gestión de inversiones Las empresas aseguradoras deben invertir capital para mantener los ingresos por primas a la altura de los pagos previstos por siniestros y deben ser capaces de mantener esta paridad de activos y pasivos a largo plazo. Como cada vez está más demostrado el impacto sustancial de los factores ambientales, sociales y de gestión (ESG) en el rendimiento de las empresas y otros activos, las empresas aseguradoras necesitan incorporarlos en la gestión de sus inversiones. De lo contrario, podrían ver una disminución en el rendimiento de sus carteras ajustadas al riesgo y una limitación de su capacidad para pagar las reclamaciones. Por tanto, las empresas deben divulgar mejor su forma de incorporar los factores ESG, incluidos el cambio climático y las limitaciones de recursos naturales, a la inversión de las primas de las pólizas y cómo afectan al riesgo de su cartera.
      • Políticas diseñadas para incentivar la conducta responsable Los avances tecnológicos y el desarrollo de nuevas pólizas han permitido a las aseguradoras limitar el pago por siniestros y fomentar un comportamiento responsable. El sector está, por tanto, en una posición ideal para generar externalidades sociales y ambientales positivas. Las aseguradoras tienen la capacidad de incentivar estilos de vida saludables y conductas seguras, así como de desarrollar proyectos y tecnologías relacionados con la sostenibilidad, como los orientados a la energía renovable, la eficiencia energética y la captación de carbono. Con el crecimiento del sector de las energías renovables, las aseguradoras pueden buscar oportunidades de crecimiento en ese campo mediante la suscripción de seguros. Además, las cláusulas de pólizas que ofrecen incentivos mediante la incorporación de factores ambientales, sociales y de gestión (ESG), pueden utilizarse como herramientas para mitigar el riesgo general de la cartera de pólizas, lo que puede reducir los pagos a largo plazo. Por tanto, la divulgación de las primas suscritas que tienen relación con la eficiencia energética y la tecnología de baja emisión de carbono, así como el análisis sobre el modo en que la empresa incentiva las acciones o conductas responsables en materia de salud, seguridad y medioambiente, permitiría a los inversores evaluar el tipo de gestión que hace la aseguradora en este campo.
      • Emisiones financiadas Las entidades que participan en actividades de seguros enfrentan riesgos y oportunidades relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con esas actividades. Las contrapartes, los prestatarios o los inversores con mayores emisiones pueden ser más susceptibles a los riesgos asociados con los cambios tecnológicos, los cambios en la oferta y la demanda y el cambio de políticas que, a su vez, pueden afectar las perspectivas de una institución financiera que brinda servicios financieros a estas entidades. Estos riesgos y oportunidades pueden surgir en forma de riesgo de crédito, riesgo de mercado, riesgo de reputación y otros riesgos financieros y operativos. Por ejemplo, el riesgo crediticio podría surgir en relación con el financiamiento de clientes afectados por impuestos al carbono, regulaciones de eficiencia de combustible u otras políticas cada vez más estrictas; el riesgo crediticio también podría surgir a través de cambios tecnológicos relacionados. El riesgo reputacional puede surgir del financiamiento de proyectos de combustibles fósiles. Las entidades que participan en actividades de seguros controlan y gestionan cada vez más dichos riesgos midiendo sus emisiones financiadas. Esta medición sirve como indicador de la exposición de una entidad a los riesgos y oportunidades relacionados con el clima y cómo podría necesitar adaptar sus actividades financieras a lo largo del tiempo.
    • Gestión de la cadena de suministro Esta categoría aborda la gestión de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza dentro de la cadena de suministro de una empresa. Aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por los proveedores a través de sus actividades operativas. Estas cuestiones incluyen, entre otras, la responsabilidad medioambiental, los derechos humanos, las prácticas laborales y la ética y la corrupción. La gestión puede implicar el cribado, la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores sobre sus impactos ambientales y sociales. Esta categoría no aborda las repercusiones de los factores externos, tales como el cambio climático y otros factores medioambientales y sociales, en las operaciones de los proveedores y/o en la disponibilidad y el precio de los recursos clave, que se tratan en una categoría aparte.
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    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
      • Exposición al riesgo ambiental Las pérdidas catastróficas asociadas a fenómenos meteorológicos extremos seguirán teniendo un impacto adverso sustancial en el sector de los seguros. Es probable que el alcance de este impacto evolucione a medida que el cambio climático aumente la frecuencia y gravedad de las catástrofes naturales modelizadas y no modelizadas, como los huracanes, las inundaciones y las sequías. Si no se comprenden bien los riesgos ambientales y no se incluyen en la suscripción de productos de seguro suscritos, los siniestros pueden superar las previsiones. Por tanto, las empresas aseguradoras que incorporen consideraciones relativas al cambio climático en su proceso de suscripción de contratos individuales y en la gestión de los riesgos a nivel de empresa y la adecuación del capital, estarán en mejores condiciones de proteger el valor para los accionistas. Una mayor divulgación del enfoque de la empresa sobre la incorporación de estos factores, junto con datos cuantitativos como la pérdida máxima probable y las pérdidas totales atribuibles a los pagos por reclamaciones, proporcionará a los inversores la información necesaria para evaluar los resultados actuales y futuros en este aspecto.
    • Gestión del riesgo de incidentes críticos Esta categoría se refiere a la utilización por parte de la empresa de sistemas de gestión y planificación de escenarios para identificar, comprender y prevenir o minimizar la ocurrencia de accidentes y emergencias de baja probabilidad y alto impacto con potenciales externalidades ambientales y sociales significativas. Se refiere a la cultura de seguridad de una empresa, a sus sistemas de gestión de la seguridad y controles tecnológicos pertinentes, a las posibles implicaciones humanas, medioambientales y sociales de la ocurrencia de estos sucesos y a los efectos a largo plazo para una organización, sus trabajadores y la sociedad en caso de que se produzcan.
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    • Gestión del riesgo sistémico Esta categoría aborda las contribuciones de la empresa a los riesgos sistémicos, o su gestión, resultantes del debilitamiento o el colapso a gran escala de los sistemas de los que dependen la economía y la sociedad. Esto incluye los sistemas financieros, los sistemas de recursos naturales y los sistemas tecnológicos. Aborda los mecanismos que tiene una empresa para reducir sus contribuciones a los riesgos sistémicos y para mejorar las salvaguardas que pueden mitigar los impactos del fracaso sistémico. En el caso de las instituciones financieras, la categoría también capta la capacidad de la empresa para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones financieras y económicas y cumplir los requisitos reglamentarios más estrictos relacionados con la complejidad y la interconexión de las empresas del sector.
      • Gestión del riesgo sistémico Las empresas aseguradoras tienen el potencial de generar, amplificar o transmitir amenazas al sistema financiero. El tamaño, la interconexión y la complejidad de las aseguradoras son factores que ponen de relieve la exposición al riesgo sistémico del sector. Los organismos reguladores han determinado que las aseguradoras que realizan actividades no tradicionales o no relacionadas con los seguros son más vulnerables a la evolución de los mercados financieros y, por tanto, tienen más probabilidad de amplificar o contribuir al riesgo sistémico. En consecuencia, se enfrentan a la posibilidad de ser designadas como instituciones financieras de importancia sistémica. Estas empresas están sujetas a una supervisión y unos estándares de prudencia más estrictas por parte de los sistemas bancarios centrales de diversas jurisdicciones. Concretamente, es probable que sufran limitaciones relacionadas con el capital basado en el riesgo, el apalancamiento, la liquidez y la exposición crediticia. También se les exigirá que tengan un plan para una disolución rápida y ordenada en caso de dificultades financieras. El cumplimiento de las regulaciones puede ser muy costoso, y el incumplimiento de los umbrales cualitativos y cuantitativos regulatorios de rendimiento podría dar lugar a sanciones importantes. Para mostrar cómo gestionan esos riesgos, las empresas aseguradoras deben mejorar su divulgación de los aspectos fundamentales de la gestión del riesgo sistémico y su capacidad para cumplir requisitos regulatorios más estrictos.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
      • Emisión de gases de efecto invernadero Las empresas del sector de la carga aérea y la logística generan emisiones directas de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. Las emisiones se producen a raíz del uso de combustible en las operaciones de transporte aéreo y por carretera. Dada la altitud de las emisiones originadas por el combustible para aviones, el transporte aéreo de mercancías contribuye de manera especialmente intensa al cambio climático. Con el paso del tiempo, es probable que la gestión de las emisiones de GEI afecte a la estructura de costes de las empresas de carga aérea y logística, ya que dichas emisiones están directamente relacionadas con el uso de combustible y, por lo tanto, con los gastos de explotación. La eficiencia en el uso del combustible y el uso de combustibles alternativos ofrece a las empresas una forma de reducir los costes de combustible y de mitigar su exposición a la volatilidad de los precios del mismo, los futuros costes reglamentarios y otras consecuencias de las emisiones de GEI. Las aeronaves y los camiones más recientes suelen ser más eficientes en cuanto al consumo de combustible, pero las flotas existentes también pueden actualizarse. Las inversiones de capital en aeronaves o vehículos con un consumo de combustible más eficiente y las nuevas tecnologías de gestión del combustible pueden reducir potencialmente los gastos corrientes de combustible y mejorar la rentabilidad. También pueden ayudar a las empresas a captar la posible cuota de mercado de aquellos clientes que buscan soluciones de transporte con bajas emisiones de carbono.
    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
      • Calidad del aire Las empresas del sector de la carga aérea y la logística generan contaminantes atmosféricos que pueden amenazar la salud humana. Las principales emisiones del sector a la atmósfera incluyen óxidos de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx) y material particulado (PM), con efectos negativos localizados en la calidad del aire. A medida que los organismos reguladores determinen los mecanismos más eficaces para reducir la contaminación atmosférica local procedente de la industria, las empresas pueden verse obligadas a incrementar los costes operativos o a realizar inversiones para modernizar sus flotas a causa de la presión reglamentaria, la demanda de los clientes y el coste cada vez mayor del combustible. El uso de combustibles alternativos más caros y de mecanismos que filtren las emisiones antes de su liberación a la atmósfera también puede repercutir en la estructura de costes de una empresa, ya que requiere mayores costes iniciales pero, a largo plazo, reduce la exposición a las regulaciones.
    • Prácticas de venta y etiquetado de productos Esta categoría aborda los problemas sociales que pueden surgir por no gestionar la transparencia, la exactitud y la comprensibilidad de las declaraciones de marketing, la publicidad y el etiquetado de los productos y servicios. Incluye, por ejemplo, las normas y reglamentos de publicidad, las prácticas de marketing éticas y responsables, el etiquetado engañoso o confuso, así como las prácticas de venta y préstamo discriminatorias o predatorias. Esto puede incluir prácticas de venta engañosas o agresivas en las que las estructuras de incentivos para los empleados podrían fomentar la venta de productos o servicios que no son del interés de los clientes.
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    • Prácticas laborales Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para mantener las normas laborales comúnmente aceptadas en el lugar de trabajo, incluido el cumplimiento de la legislación laboral y de las normas internacionalmente aceptadas. Esto incluye, entre otras cosas, garantizar los derechos humanos básicos relacionados con el trabajo infantil, el trabajo forzoso o en régimen de servidumbre, la explotación laboral, los salarios justos y el pago de horas extras, y otros derechos básicos de los trabajadores. También incluye las políticas de salario mínimo y la provisión de beneficios, que pueden influir en la forma de atraer, retener y motivar a la mano de obra. La categoría también aborda la relación de la empresa con el trabajo organizado y la libertad de asociación.
      • Prácticas laborales La dependencia del sector de la carga aérea y la logística de contratistas independientes, principalmente para los servicios de mensajería, se ha convertido en objeto de un creciente escrutinio regulatorio. Los contratistas independientes pueden no estar cubiertos por las mismas leyes que protegen a los empleados, y las empresas pueden enfrentarse a sanciones regulatorias por clasificar erróneamente a los empleados como contratistas independientes. Además, también pueden verse envueltas en acciones judiciales por reclamaciones de empleados y contratistas en relación con el pago de salarios, las prestaciones y las condiciones de trabajo. Esto también puede afectar negativamente a su reputación y su capacidad para contratar y retener empleados, reduciendo la eficiencia operativa y aumentando los costes de reemplazo de trabajadores.
    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
      • Salud y seguridad de los empleados Los empleados del sector de la carga y aérea y la logística pueden estar expuestos a condiciones de trabajo peligrosas, entre las que se incluyen los accidentes derivados de fallos mecánicos o errores humanos. Además, el movimiento manual de paquetes es un proceso físico que requiere de un entrenamiento especial para evitar en lo posible las lesiones. Pese a que la tasa de accidentes laborales mortales de los trabajadores de los servicios de transporte en camión es superior a la media, los problemas de seguridad de los trabajadores del sector de la aviación están muy regulados, lo que aumenta el riesgo de que se impongan multas o sanciones cuando se produce un incidente. Los incidentes relacionados con la salud y con la seguridad pueden ocasionar interrupciones del trabajo y una serie de costes, desde los gastos médicos hasta las indemnizaciones a empleados. Dichos incidentes también pueden reducir la productividad y, en consecuencia, los ingresos, si los empleados consideran que no se está dando prioridad a su seguridad y bienestar. Por último, las empresas con un historial de seguridad deficiente también pueden tener que hacer frente a un aumento de las primas de seguro y a un mayor coste del capital, así como a daños a la reputación que podrían disminuir los ingresos y la cuota de mercado. Las empresas pueden mitigar esos efectos proporcionando una protección y una formación adecuadas a los empleados, asegurándose de que el equipo mecánico funcione de manera segura y estableciendo una cultura de seguridad en el lugar de trabajo.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
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    • Gestión de la cadena de suministro Esta categoría aborda la gestión de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza dentro de la cadena de suministro de una empresa. Aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por los proveedores a través de sus actividades operativas. Estas cuestiones incluyen, entre otras, la responsabilidad medioambiental, los derechos humanos, las prácticas laborales y la ética y la corrupción. La gestión puede implicar el cribado, la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores sobre sus impactos ambientales y sociales. Esta categoría no aborda las repercusiones de los factores externos, tales como el cambio climático y otros factores medioambientales y sociales, en las operaciones de los proveedores y/o en la disponibilidad y el precio de los recursos clave, que se tratan en una categoría aparte.
      • Gestión de la cadena de suministro Muchas empresas del sector de la carga aérea y la logística establecen contratos con redes grandes y complejas de proveedores externos basados en activos que ofrecen servicios de transporte de carga a sus clientes. La contratación es especialmente común entre las empresas que proporcionan servicios de expedición de carga, logística, corretaje y servicios intermodales. Estos contratistas abarcan todos los modos de transporte, terrestre, ferroviario, aéreo y marítimo. Las empresas deben gestionar las relaciones con sus contratistas para asegurarse de que las acciones de estos que tengan repercusiones ambientales o sociales no originen efectos adversos importantes en sus propias operaciones, como la disminución del valor de la marca. Al mismo tiempo, las empresas en condiciones de ofrecer soluciones logísticas con bajas emisiones de carbono pueden captar la cuota de mercado de aquellos clientes que busquen disminuir la huella de carbono de sus envíos.
    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
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    • Gestión del riesgo de incidentes críticos Esta categoría se refiere a la utilización por parte de la empresa de sistemas de gestión y planificación de escenarios para identificar, comprender y prevenir o minimizar la ocurrencia de accidentes y emergencias de baja probabilidad y alto impacto con potenciales externalidades ambientales y sociales significativas. Se refiere a la cultura de seguridad de una empresa, a sus sistemas de gestión de la seguridad y controles tecnológicos pertinentes, a las posibles implicaciones humanas, medioambientales y sociales de la ocurrencia de estos sucesos y a los efectos a largo plazo para una organización, sus trabajadores y la sociedad en caso de que se produzcan.
      • Gestión de accidentes y seguridad Todos los medios de transporte plantean riesgos de seguridad. En algunos casos, los fallos mecánicos o los errores humanos pueden provocar accidentes con importantes consecuencias ambientales o sociales, incluidas las medidas regulatorias y las demandas judiciales por parte de las comunidades o los clientes afectados. Si bien la exigencia de los requisitos regulatorios puede variar dependiendo de la región en que se realicen las operaciones, las empresas que mantengan las normas de seguridad más estrictas en todas sus operaciones mundiales pueden reducir al mínimo los riesgos de incidentes de seguridad que afectan a su reputación y a su rentabilidad.
    • Gestión del riesgo sistémico Esta categoría aborda las contribuciones de la empresa a los riesgos sistémicos, o su gestión, resultantes del debilitamiento o el colapso a gran escala de los sistemas de los que dependen la economía y la sociedad. Esto incluye los sistemas financieros, los sistemas de recursos naturales y los sistemas tecnológicos. Aborda los mecanismos que tiene una empresa para reducir sus contribuciones a los riesgos sistémicos y para mejorar las salvaguardas que pueden mitigar los impactos del fracaso sistémico. En el caso de las instituciones financieras, la categoría también capta la capacidad de la empresa para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones financieras y económicas y cumplir los requisitos reglamentarios más estrictos relacionados con la complejidad y la interconexión de las empresas del sector.
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