Comparación de industrias

Está viendo información sobre las siguientes industrias:

  • Servicios y suministros de agua Las empresas del sector de servicios y suministros de agua poseen o explotan sistemas de abastecimiento de agua y de tratamiento de aguas residuales (por lo general, estructuradas como empresas de servicios regulados), o prestan servicios operativos y especializados de otro tipo a los propietarios de los sistemas (normalmente, operaciones basadas en el mercado). Los sistemas de suministro de agua incluyen la obtención, el tratamiento y la distribución de agua a residencias, empresas y otras entidades, como los gobiernos. Los sistemas de aguas residuales recogen y tratan las aguas residuales, incluidas las aguas negras, las aguas grises, los residuos líquidos industriales y las escorrentías de aguas pluviales, antes de verter el efluente resultante de nuevo en el medioambiente.
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  • Seguro El sector de los seguros ofrece productos relacionados con los seguros tradicionales y no tradicionales. Las líneas de póliza tradicionales son las de propiedad, de vida, de accidentes y de reaseguro. Los productos no tradicionales incluyen rentas vitalicias, transferencias alternativas de riesgos y garantías financieras. Las empresas del sector de los seguros también realizan inversiones en valores. Suelen operar dentro de un solo segmento del sector, por ejemplo, el de propiedad y accidentes, aunque hay algunas compañías grandes con operaciones diversificadas. Del mismo modo, las empresas pueden variar en función del nivel de su segmentación geográfica. Mientras las grandes empresas pueden suscribir primas en numerosos países, las más pequeñas suelen operar a nivel nacional o incluso local. Los ingresos del sector provienen de las primas, los ingresos por suscripciones y los ingresos por inversiones, mientras que los gastos más importantes se deben al pago de las reclamaciones, que también es una fuente de incertidumbre para los beneficios. Las empresas aseguradoras proporcionan productos y servicios que permiten transferir, agrupar y repartir los riesgos necesarios para el buen funcionamiento de la economía. Mediante sus productos, también pueden crear una forma de riesgo moral, reduciendo los incentivos para mejorar las conductas y rendimientos subyacentes y contribuyendo así a los impactos en la sostenibilidad. Al igual que otras instituciones financieras, las empresas aseguradoras se enfrentan a los riesgos asociados a los mercados crediticios y financieros. Dentro del sector, las empresas que realizan actividades no tradicionales o no relacionadas con los seguros, como los canjes contra el impago de deuda (CDS) y los seguros de títulos de deuda, han sido identificadas por los reguladores como más vulnerables ante la evolución de los mercados financieros y, por consiguiente, más propensas a amplificar o contribuir al riesgo sistémico. En consecuencia, esa clase de aseguradoras se enfrentan a la posibilidad de ser designadas como instituciones financieras de importancia sistémica, lo que las expone a una mayor regulación y supervisión.
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Cuestiones relevantes para ambos Industrias (10 de 26)

¿Por qué algunas cuestiones se muestran atenuadas? Las normas SASB varían según la industria, en función de los diferentes riesgos y oportunidades de sostenibilidad de cada industria. Las cuestiones atenuadas no se identificaron durante el proceso de elaboración de normas como aquellas que pueden afectar al valor de la empresa con mayor probabilidad, por lo que no se incluyen en la norma. Con el tiempo, a medida que el Consejo de Normas SASB siga recibiendo las opiniones del mercado, es posible que se añadan o eliminen algunas cuestiones de la norma. Cada empresa determina por sí misma si una cuestión de sostenibilidad puede afectar a su capacidad de crear valor empresarial. La norma está diseñada para la empresa típica de una industria, pero las empresas individuales pueden optar por informar sobre diferentes cuestiones de sostenibilidad en función de su modelo de negocio único.

Temas de divulgación

¿Cuál es la relación entre la categoría de cuestiones generales y los temas de divulgación? La categoría de cuestiones generales es una versión independiente de la industria de los temas de divulgación que aparecen en cada norma del SASB. Los temas de divulgación representan los impactos específicos de la industria en las categorías de cuestiones generales. Los temas de divulgación específicos de la industria garantizan que cada norma del SASB se adapte a la industria, mientras que las categorías de cuestiones generales permiten la comparación entre industrias. Por ejemplo, Salud y nutrición es un tema de divulgación en la industria de las bebidas sin alcohol, que representa una medida específica de la industria de la cuestión general Bienestar del cliente. Sin embargo, la cuestión Bienestar del cliente se manifiesta como el tema de la divulgación Medicamentos falsificados en la industria Biotecnología y productos farmacéuticos.
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    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
      • Gestión de la energía Las empresas del sector de servicios y suministros de agua requieren importantes insumos de energía para la extracción, transporte, tratamiento y distribución o vertido de agua potable y aguas residuales. Los costes operativos de las empresas de servicios están directamente relacionados con el uso de energía, que suele representar el mayor gasto después de la adquisición de agua, las sustancias químicas y la mano de obra. La energía que más habitualmente suele consumirse es la electricidad adquirida de la red. Para alimentar los equipos de lugares más apartados se utiliza generación in situ. El uso ineficiente de la electricidad adquirida de la red ocasiona factores medioambientales exógenos, como las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 2. Es probable que los reglamentos en relación con las preocupaciones ambientales afecten a la futura combinación energética de la red, lo que provocará que los precios se incrementen. Además, se espera que el cambio climático también afecte a la fiabilidad de la red y a la disponibilidad de los recursos hídricos. Como resultado, es probable que la intensidad energética de los servicios de agua aumente en el futuro a medida que se dificulte el acceso a las fuentes de agua. Los tratamientos alternativos del agua, como el reciclado y la desalinización, también pueden requerir una mayor cantidad de energía. Junto con las decisiones sobre el uso de combustibles alternativos, energías renovables y generación de electricidad in situ, la eficiencia energética puede desempeñar un papel importante tanto en el coste como en la fiabilidad del suministro de energía.
    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
      • Eficiencia de la red de distribución Los servicios de agua desarrollan, mantienen y utilizan complejas redes de infraestructuras interconectadas, entre las que se incluyen extensas tuberías, canales, depósitos y estaciones de bombeo. En la red de distribución se pierden volúmenes significativos de agua (denominada «agua no facturada», ya que se trata de un volumen de agua suministrada que no se refleja en las facturas de los clientes). Dicha agua se pierde principalmente debido a los fallos y la ineficiencia de la infraestructura, como fugas en las tuberías y conexiones de servicio. Las pérdidas reales de agua no facturada pueden afectar negativamente al rendimiento financiero, incrementar las tarifas de los clientes y malgastar el agua y otros recursos como la energía y las sustancias químicas utilizadas para el tratamiento de las aguas. Por el contrario, las mejoras en las infraestructuras y los procesos operativos pueden limitar las pérdidas por agua no facturada, lo que repercute positivamente en los ingresos y, posiblemente, contribuya a reducir los costes. Destinar de una forma eficiente los gastos operativos y de mantenimiento o los gastos de capital a los sistemas de distribución —principalmente la reparación, renovación o sustitución de tuberías y conexiones de servicio— puede mejorar el valor de la empresa y proporcionar un fuerte rendimiento de las inversiones.
      • Gestión de la calidad de los efluentes Las instalaciones de tratamiento de aguas y aguas residuales producen efluentes que plantean posibles riesgos para el medioambiente y la salud humana. Dichos efluentes incluyen residuos y sólidos procedentes de las sustancias químicas utilizadas en el proceso de tratamiento, así como contaminantes retirados del agua no tratada o de las aguas residuales. Los efluentes tratados se vierten de las instalaciones a las aguas superficiales o se bombean a las aguas subterráneas. Los posibles efectos ambientales varían según el proceso de tratamiento y eliminación. Además, existe un interés creciente entre los consumidores y los organismos reguladores por las sustancias, incluidas los alteradores endocrinos, de las que las instalaciones de tratamiento de aguas residuales no suelen ocuparse. Como resultado de los riesgos ambientales asociados a los efluentes, las instalaciones de tratamiento están sujetas a extensas regulaciones ambientales destinadas a controlar y vigilar sus efectos. A medida que el escrutinio público y reglamentario de la calidad de los efluentes aumenta junto con las recientes preocupaciones sobre las sustancias de interés emergente, las empresas se ven obligadas a innovar y a garantizar que los efluentes no sean perjudiciales para el medioambiente o la salud humana. Los vertidos de efluentes que superen los límites máximos pueden ocasionar importantes sanciones reglamentarias, y el hecho de que se produzcan con frecuencia puede poner en peligro la licencia social de funcionamiento de una empresa de servicios públicos. Las empresas pueden gestionar activamente las repercusiones financieras mediante la planificación, operaciones y mantenimiento relacionados con la infraestructura y el equipo, así como mediante el empleo de mano de obra debidamente formada y experimentada.
    • Acceso y asequibilidad Esta categoría aborda la capacidad de una empresa para garantizar un amplio acceso a sus productos y servicios, específicamente en el contexto de los mercados y/o grupos de población desatendidos. Incluye la gestión de cuestiones relacionadas con las necesidades universales, tales como la accesibilidad y asequibilidad de la atención sanitaria, los servicios financieros, los servicios públicos, la educación y las telecomunicaciones.
      • Asequibilidad y acceso al agua El acceso fiable al agua salubre suele considerarse un derecho humano básico. Que su precio sea razonable y asequible forma parte de dicho derecho. Por lo tanto, estructurar las tarifas de agua de manera que la comunidad perciba que son justas es un aspecto fundamental para el valor de los servicios de agua. Las empresas que colaboren con los organismos reguladores para aplicar estructuras tarifarias que aumenten los niveles de aceptación de la comunidad probablemente propicien una mayor estabilidad financiera y puedan aprovechar las oportunidades de crecimiento, especialmente a la luz de la falta de financiación para las infraestructuras del agua que existe en muchas regiones del mundo. Los servicios de agua que utilicen mecanismos tarifarios que limiten el acceso al agua o que sean prohibitivamente caros para las poblaciones de bajos ingresos pueden provocar la oposición de la comunidad. Las empresas deben garantizar un precio y un acceso equitativos, así como tarifas que permitan financiar adecuadamente las infraestructuras a largo plazo, proporcionar agua potable y un tratamiento adecuado de las aguas residuales, así como obtener una rentabilidad adecuada del capital.
    • Calidad y seguridad de los productos Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con las características no deseadas de los productos vendidos o los servicios prestados que pueden crear riesgos para la salud o la seguridad de los usuarios finales. Se refiere a la capacidad de una empresa para ofrecer productos y/o servicios manufacturados que cumplan las expectativas de los clientes con respecto a sus características de salud y seguridad. Incluye, entre otras, cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la gestión de las retiradas del mercado, las pruebas de los productos y la gestión de las sustancias químicas/contenidos/ingredientes de los productos.
      • Calidad del agua potable Las empresas del sector deben asegurarse de que el agua cumpla las regulaciones, satisfaga las expectativas de los clientes y cuente con un suministro fiable. Para proteger la salud humana y salvaguardar el valor de la empresa, las compañías deben proteger las fuentes de agua de la contaminación, lo que puede reducir los procesos y los costes de tratamiento. Para cumplir los estándares de calidad del agua se diseñan, desarrollan y mantienen procesos de tratamiento integral, mientras que la salida de agua tratada se supervisa rutinariamente en lo tocante al cumplimiento y la seguridad. Los fenómenos naturales, como los incendios forestales y las inundaciones, también pueden afectar a la calidad de las fuentes de agua. En general, las empresas invierten importantes recursos para suministrar agua potable segura a los clientes de manera constante. El no suministrar agua de la calidad adecuada puede dar lugar a multas reglamentarias, litigios, un aumento de los costes operativos o de las inversiones de capital, riesgos para la reputación y confiscación de bienes o empresas.
    • Prácticas de venta y etiquetado de productos Esta categoría aborda los problemas sociales que pueden surgir por no gestionar la transparencia, la exactitud y la comprensibilidad de las declaraciones de marketing, la publicidad y el etiquetado de los productos y servicios. Incluye, por ejemplo, las normas y reglamentos de publicidad, las prácticas de marketing éticas y responsables, el etiquetado engañoso o confuso, así como las prácticas de venta y préstamo discriminatorias o predatorias. Esto puede incluir prácticas de venta engañosas o agresivas en las que las estructuras de incentivos para los empleados podrían fomentar la venta de productos o servicios que no son del interés de los clientes.
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    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
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    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
      • Eficiencia del uso final La eficiencia y la conservación del agua a nivel del consumidor, independientemente de si es producto de los mandatos gubernamentales, de la conciencia medioambiental o de las tendencias demográficas, es cada vez más importante para la disponibilidad de recursos a largo plazo y el rendimiento financiero del segmento de suministro de agua del sector. La eficiencia del uso final aborda la forma en que los servicios públicos trabajan con los organismos reguladores para mitigar la disminución de los ingresos en el contexto de la creciente necesidad de eficiencia en lo tocante a los recursos. Los mecanismos de eficiencia del agua, incluida la disociación de las tarifas, pueden garantizar que los ingresos de una empresa de servicios públicos pueda cubrir adecuadamente los costes fijos y proporcionar los niveles de rentabilidad deseados, independientemente del volumen de ventas, al tiempo que incentivan a los clientes a conservar el agua. Los mecanismos de eficiencia pueden adecuar mejor los incentivos económicos de los servicios públicos con los intereses medioambientales y sociales, incluida la eficiencia en el uso de los recursos, la reducción de las tarifas y el aumento de las inversiones de capital en infraestructuras. Los servicios de agua pueden gestionar su exposición a la repercusión de los mecanismos tarifarios mediante relaciones reglamentarias positivas, casos tarifarios a largo plazo que incorporen la eficiencia y una ejecución sólida de la estrategia de eficiencia.
    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
      • Resiliencia del suministro de agua Los sistemas de suministro obtienen el agua de fuentes de agua subterráneas y superficiales. Se puede acceder a estos suministros directamente o adquirirlos a un tercero, que a menudo es una entidad gubernamental. La escasez de agua, la contaminación de las fuentes de agua, los fallos en las infraestructuras, las restricciones reglamentarias, la competencia entre los usuarios y el consumo excesivo por parte de los clientes son factores que pueden poner en peligro el acceso a un suministro suficiente de agua. Estas cuestiones, unidas al riesgo creciente de sequía extrema y frecuente a causa del cambio climático, pueden dar lugar a suministros inadecuados o a restricciones obligatorias del agua. Las correspondientes repercusiones financieras pueden manifestarse de diferentes maneras dependiendo de la estructura tarifaria, pero lo más probable es que repercutan en el valor de la empresa mediante la disminución de los ingresos. Los problemas de abastecimiento de agua también pueden dar lugar a aumentos en el precio del agua adquirida, lo que podría provocar costes de explotación más elevados. Los fallos de infraestructuras fundamentales, como acueductos y canales, ocasionados por eventos como los terremotos, pueden entrañar riesgos catastróficos para los clientes del sistema de suministro de agua y podrían acarrear consecuencias financieras incalculables. Las empresas pueden mitigar los riesgos relacionados con el abastecimiento de agua (y los riesgos financieros correspondientes) mediante la diversificación de los suministros, la extracción a niveles sostenibles, las mejoras tecnológicas y de las infraestructuras, la planificación de contingencia, las relaciones positivas con los organismos reguladores y otros usuarios importantes, así como las estructuras tarifarias.
    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
      • Resiliencia de la red y efectos del cambio climático Debido a los posibles efectos en las infraestructuras y en las operaciones, es probable que el cambio climático origine incertidumbre comercial para los sistemas de suministro de agua. Además, puede dar lugar a un aumento del estrés hídrico, a una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos graves, a una reducción de la calidad del agua y a un aumento del nivel del mar que podría perjudicar a los activos de los servicios públicos o a su capacidad operativa. El suministro de agua y la eliminación de aguas residuales son servicios básicos, cuya estabilidad es de suma importancia. El aumento de la frecuencia y la gravedad de las tormentas supone un reto para las instalaciones de tratamiento del agua y aguas residuales, y puede afectar a la continuidad del servicio. Las precipitaciones intensas pueden producir volúmenes de aguas residuales que superen la capacidad de las instalaciones de tratamiento, lo que ocasionaría la liberación de efluentes sin tratar. La reducción al mínimo de los riesgos actuales y futuros de alteraciones del servicio y de que el mismo se realice con una calidad inadecuada puede requerir inversiones de capital y gastos operativos adicionales. Dado que el cambio climático aumenta la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos, las empresas que aborden esos riesgos mediante reducciones de efectivos y planificación estratégica estarán en mejores condiciones de atender a los clientes y proteger el valor para los accionistas.
    • Gestión del riesgo sistémico Esta categoría aborda las contribuciones de la empresa a los riesgos sistémicos, o su gestión, resultantes del debilitamiento o el colapso a gran escala de los sistemas de los que dependen la economía y la sociedad. Esto incluye los sistemas financieros, los sistemas de recursos naturales y los sistemas tecnológicos. Aborda los mecanismos que tiene una empresa para reducir sus contribuciones a los riesgos sistémicos y para mejorar las salvaguardas que pueden mitigar los impactos del fracaso sistémico. En el caso de las instituciones financieras, la categoría también capta la capacidad de la empresa para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones financieras y económicas y cumplir los requisitos reglamentarios más estrictos relacionados con la complejidad y la interconexión de las empresas del sector.
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    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
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    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
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    • Acceso y asequibilidad Esta categoría aborda la capacidad de una empresa para garantizar un amplio acceso a sus productos y servicios, específicamente en el contexto de los mercados y/o grupos de población desatendidos. Incluye la gestión de cuestiones relacionadas con las necesidades universales, tales como la accesibilidad y asequibilidad de la atención sanitaria, los servicios financieros, los servicios públicos, la educación y las telecomunicaciones.
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    • Calidad y seguridad de los productos Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con las características no deseadas de los productos vendidos o los servicios prestados que pueden crear riesgos para la salud o la seguridad de los usuarios finales. Se refiere a la capacidad de una empresa para ofrecer productos y/o servicios manufacturados que cumplan las expectativas de los clientes con respecto a sus características de salud y seguridad. Incluye, entre otras, cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la gestión de las retiradas del mercado, las pruebas de los productos y la gestión de las sustancias químicas/contenidos/ingredientes de los productos.
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    • Prácticas de venta y etiquetado de productos Esta categoría aborda los problemas sociales que pueden surgir por no gestionar la transparencia, la exactitud y la comprensibilidad de las declaraciones de marketing, la publicidad y el etiquetado de los productos y servicios. Incluye, por ejemplo, las normas y reglamentos de publicidad, las prácticas de marketing éticas y responsables, el etiquetado engañoso o confuso, así como las prácticas de venta y préstamo discriminatorias o predatorias. Esto puede incluir prácticas de venta engañosas o agresivas en las que las estructuras de incentivos para los empleados podrían fomentar la venta de productos o servicios que no son del interés de los clientes.
      • Información transparente y asesoramiento justo para los clientes Los productos de seguro cumplen una función social importante para mitigar el impacto de las crisis económicas imprevistas, permitiendo a los titulares de las pólizas reducir al mínimo las repercusiones financieras de acontecimientos como enfermedades, accidentes y muertes. Sin embargo, los riesgos que implican las pólizas de seguro poco claras, los términos ambiguos de los productos y las tácticas de venta potencialmente engañosas, pueden erosionar la reputación de la marca, generar disputas legales y reducir el número de servicios y productos ofrecidos. Ello ocurre sobre todo si los reguladores consideran que ciertas pólizas son demasiado complejas e inadecuadas para los clientes. Además, las empresas aseguradoras compiten sobre la base de la solidez financiera, el precio, la reputación de la marca, los servicios ofrecidos y las relaciones con los clientes. La insatisfacción de los clientes puede reducir la suscripción de seguros, lo que puede dar lugar a resultados financieros extremadamente negativos para las personas y las familias, como quiebras personales. Dada la preocupación constante de los reguladores financieros por la responsabilidad y la protección al consumidor, las empresas que mantengan la transparencia en los términos de las pólizas y ofrezcan a los clientes los productos que mejor se adapten a ellos, estarán mejor posicionadas para mantener su reputación de marca, evitar el escrutinio regulador y proteger el valor para los accionistas. Si no se informa a los clientes sobre los productos de manera clara y transparente, puede aumentar el número de quejas, la rotación de clientes y, en algunos casos, las sanciones regulatorias y la necesidad de acuerdos.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
      • Incorporación de factores ambientales, sociales y de gestión en la gestión de inversiones Las empresas aseguradoras deben invertir capital para mantener los ingresos por primas a la altura de los pagos previstos por siniestros y deben ser capaces de mantener esta paridad de activos y pasivos a largo plazo. Como cada vez está más demostrado el impacto sustancial de los factores ambientales, sociales y de gestión (ESG) en el rendimiento de las empresas y otros activos, las empresas aseguradoras necesitan incorporarlos en la gestión de sus inversiones. De lo contrario, podrían ver una disminución en el rendimiento de sus carteras ajustadas al riesgo y una limitación de su capacidad para pagar las reclamaciones. Por tanto, las empresas deben divulgar mejor su forma de incorporar los factores ESG, incluidos el cambio climático y las limitaciones de recursos naturales, a la inversión de las primas de las pólizas y cómo afectan al riesgo de su cartera.
      • Políticas diseñadas para incentivar la conducta responsable Los avances tecnológicos y el desarrollo de nuevas pólizas han permitido a las aseguradoras limitar el pago por siniestros y fomentar un comportamiento responsable. El sector está, por tanto, en una posición ideal para generar externalidades sociales y ambientales positivas. Las aseguradoras tienen la capacidad de incentivar estilos de vida saludables y conductas seguras, así como de desarrollar proyectos y tecnologías relacionados con la sostenibilidad, como los orientados a la energía renovable, la eficiencia energética y la captación de carbono. Con el crecimiento del sector de las energías renovables, las aseguradoras pueden buscar oportunidades de crecimiento en ese campo mediante la suscripción de seguros. Además, las cláusulas de pólizas que ofrecen incentivos mediante la incorporación de factores ambientales, sociales y de gestión (ESG), pueden utilizarse como herramientas para mitigar el riesgo general de la cartera de pólizas, lo que puede reducir los pagos a largo plazo. Por tanto, la divulgación de las primas suscritas que tienen relación con la eficiencia energética y la tecnología de baja emisión de carbono, así como el análisis sobre el modo en que la empresa incentiva las acciones o conductas responsables en materia de salud, seguridad y medioambiente, permitiría a los inversores evaluar el tipo de gestión que hace la aseguradora en este campo.
      • Emisiones financiadas Las entidades que participan en actividades de seguros enfrentan riesgos y oportunidades relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con esas actividades. Las contrapartes, los prestatarios o los inversores con mayores emisiones pueden ser más susceptibles a los riesgos asociados con los cambios tecnológicos, los cambios en la oferta y la demanda y el cambio de políticas que, a su vez, pueden afectar las perspectivas de una institución financiera que brinda servicios financieros a estas entidades. Estos riesgos y oportunidades pueden surgir en forma de riesgo de crédito, riesgo de mercado, riesgo de reputación y otros riesgos financieros y operativos. Por ejemplo, el riesgo crediticio podría surgir en relación con el financiamiento de clientes afectados por impuestos al carbono, regulaciones de eficiencia de combustible u otras políticas cada vez más estrictas; el riesgo crediticio también podría surgir a través de cambios tecnológicos relacionados. El riesgo reputacional puede surgir del financiamiento de proyectos de combustibles fósiles. Las entidades que participan en actividades de seguros controlan y gestionan cada vez más dichos riesgos midiendo sus emisiones financiadas. Esta medición sirve como indicador de la exposición de una entidad a los riesgos y oportunidades relacionados con el clima y cómo podría necesitar adaptar sus actividades financieras a lo largo del tiempo.
    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
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    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
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    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
      • Exposición al riesgo ambiental Las pérdidas catastróficas asociadas a fenómenos meteorológicos extremos seguirán teniendo un impacto adverso sustancial en el sector de los seguros. Es probable que el alcance de este impacto evolucione a medida que el cambio climático aumente la frecuencia y gravedad de las catástrofes naturales modelizadas y no modelizadas, como los huracanes, las inundaciones y las sequías. Si no se comprenden bien los riesgos ambientales y no se incluyen en la suscripción de productos de seguro suscritos, los siniestros pueden superar las previsiones. Por tanto, las empresas aseguradoras que incorporen consideraciones relativas al cambio climático en su proceso de suscripción de contratos individuales y en la gestión de los riesgos a nivel de empresa y la adecuación del capital, estarán en mejores condiciones de proteger el valor para los accionistas. Una mayor divulgación del enfoque de la empresa sobre la incorporación de estos factores, junto con datos cuantitativos como la pérdida máxima probable y las pérdidas totales atribuibles a los pagos por reclamaciones, proporcionará a los inversores la información necesaria para evaluar los resultados actuales y futuros en este aspecto.
    • Gestión del riesgo sistémico Esta categoría aborda las contribuciones de la empresa a los riesgos sistémicos, o su gestión, resultantes del debilitamiento o el colapso a gran escala de los sistemas de los que dependen la economía y la sociedad. Esto incluye los sistemas financieros, los sistemas de recursos naturales y los sistemas tecnológicos. Aborda los mecanismos que tiene una empresa para reducir sus contribuciones a los riesgos sistémicos y para mejorar las salvaguardas que pueden mitigar los impactos del fracaso sistémico. En el caso de las instituciones financieras, la categoría también capta la capacidad de la empresa para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones financieras y económicas y cumplir los requisitos reglamentarios más estrictos relacionados con la complejidad y la interconexión de las empresas del sector.
      • Gestión del riesgo sistémico Las empresas aseguradoras tienen el potencial de generar, amplificar o transmitir amenazas al sistema financiero. El tamaño, la interconexión y la complejidad de las aseguradoras son factores que ponen de relieve la exposición al riesgo sistémico del sector. Los organismos reguladores han determinado que las aseguradoras que realizan actividades no tradicionales o no relacionadas con los seguros son más vulnerables a la evolución de los mercados financieros y, por tanto, tienen más probabilidad de amplificar o contribuir al riesgo sistémico. En consecuencia, se enfrentan a la posibilidad de ser designadas como instituciones financieras de importancia sistémica. Estas empresas están sujetas a una supervisión y unos estándares de prudencia más estrictas por parte de los sistemas bancarios centrales de diversas jurisdicciones. Concretamente, es probable que sufran limitaciones relacionadas con el capital basado en el riesgo, el apalancamiento, la liquidez y la exposición crediticia. También se les exigirá que tengan un plan para una disolución rápida y ordenada en caso de dificultades financieras. El cumplimiento de las regulaciones puede ser muy costoso, y el incumplimiento de los umbrales cualitativos y cuantitativos regulatorios de rendimiento podría dar lugar a sanciones importantes. Para mostrar cómo gestionan esos riesgos, las empresas aseguradoras deben mejorar su divulgación de los aspectos fundamentales de la gestión del riesgo sistémico y su capacidad para cumplir requisitos regulatorios más estrictos.

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