Comparación de industrias

Está viendo información sobre las siguientes industrias:

  • Envases y embalajes La industria de envases y embalajes convierte las materias primas, incluidos el metal, el plástico, el papel y el vidrio, en productos de embalaje semiterminados o terminados. Las empresas producen una amplia gama de productos, incluidos: envases de cartón corrugado, envases de alimentos y bebidas, botellas para productos domésticos, latas de aluminio, tambores de acero y otras formas de embalaje. Las empresas del sector suelen funcionar como entidades de empresa a empresa y muchas de ellas operan a nivel mundial.
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  • Servicios y suministros de agua Las empresas del sector de servicios y suministros de agua poseen o explotan sistemas de abastecimiento de agua y de tratamiento de aguas residuales (por lo general, estructuradas como empresas de servicios regulados), o prestan servicios operativos y especializados de otro tipo a los propietarios de los sistemas (normalmente, operaciones basadas en el mercado). Los sistemas de suministro de agua incluyen la obtención, el tratamiento y la distribución de agua a residencias, empresas y otras entidades, como los gobiernos. Los sistemas de aguas residuales recogen y tratan las aguas residuales, incluidas las aguas negras, las aguas grises, los residuos líquidos industriales y las escorrentías de aguas pluviales, antes de verter el efluente resultante de nuevo en el medioambiente.
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Cuestiones relevantes para ambos Industrias (12 de 26)

¿Por qué algunas cuestiones se muestran atenuadas? Las normas SASB varían según la industria, en función de los diferentes riesgos y oportunidades de sostenibilidad de cada industria. Las cuestiones atenuadas no se identificaron durante el proceso de elaboración de normas como aquellas que pueden afectar al valor de la empresa con mayor probabilidad, por lo que no se incluyen en la norma. Con el tiempo, a medida que el Consejo de Normas SASB siga recibiendo las opiniones del mercado, es posible que se añadan o eliminen algunas cuestiones de la norma. Cada empresa determina por sí misma si una cuestión de sostenibilidad puede afectar a su capacidad de crear valor empresarial. La norma está diseñada para la empresa típica de una industria, pero las empresas individuales pueden optar por informar sobre diferentes cuestiones de sostenibilidad en función de su modelo de negocio único.

Temas de divulgación

¿Cuál es la relación entre la categoría de cuestiones generales y los temas de divulgación? La categoría de cuestiones generales es una versión independiente de la industria de los temas de divulgación que aparecen en cada norma del SASB. Los temas de divulgación representan los impactos específicos de la industria en las categorías de cuestiones generales. Los temas de divulgación específicos de la industria garantizan que cada norma del SASB se adapte a la industria, mientras que las categorías de cuestiones generales permiten la comparación entre industrias. Por ejemplo, Salud y nutrición es un tema de divulgación en la industria de las bebidas sin alcohol, que representa una medida específica de la industria de la cuestión general Bienestar del cliente. Sin embargo, la cuestión Bienestar del cliente se manifiesta como el tema de la divulgación Medicamentos falsificados en la industria Biotecnología y productos farmacéuticos.
  • Envases y embalajes Remove
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
      • Emisión de gases de efecto invernadero El sector de los envases y embalajes genera emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de la combustión de combustibles fósiles en los procesos de fabricación y cogeneración. Las emisiones de GEI pueden acarrear costes de cumplimiento de la normativa o sanciones y riesgos operativos para las empresas del sector. Sin embargo, las repercusiones financieras resultantes variarán en función de la magnitud de las emisiones y de la normativa vigente en materia de emisiones. El sector puede estar sujeto a reglamentos cada vez más estrictos a medida que las naciones tratan de limitar o reducir las emisiones. Las empresas que gestionan de forma rentable las emisiones de GEI mediante una mayor eficiencia energética, el uso de combustibles alternativos o los avances en los procesos de fabricación podrían beneficiarse de una mayor eficiencia operativa y de la reducción del riesgo normativo, entre otros beneficios económicos.
    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
      • Calidad del aire Además de los gases de efecto invernadero (GEI), los envases y la fabricación de embalajes pueden producir emisiones atmosféricas, incluidas, por ejemplo, dióxido de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx), y material particulado (PM). Como en el caso de los GEI, estas emisiones por lo general provienen de la combustión de combustibles para producir energía. En relación con otros sectores, el sector de envases y embalajes es una fuente importante de algunas de estas emisiones. Las empresas se enfrentan a costes operativos, costes de cumplimiento de la normativa, sanciones reglamentarias en caso de incumplimiento y gastos de capital relacionados con la gestión de las emisiones, mientras que los efectos financieros relacionados variarán en función de la magnitud de las emisiones y de la normativa vigente. Por ello, la gestión activa de la cuestión mediante mejoras en los procesos tecnológicos u otras estrategias puede mitigar esos efectos, mejorando el desempeño económico y aumentando el valor de la marca.
    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
      • Gestión de la energía La fabricación de envases y embalajes requiere mucha energía, que se utiliza para alimentar las unidades de procesamiento, las plantas de cogeneración, la maquinaria y las instalaciones no manufactureras. El tipo de energía utilizada, la magnitud del consumo y las estrategias de gestión de la energía dependen del tipo de productos fabricados. Normalmente, los combustibles fósiles como el gas natural y la biomasa son la forma predominante de energía utilizada, mientras que la electricidad comprada también puede representar una parte importante. Por lo tanto, las compras de energía pueden representar una parte importante de los costes de producción. La combinación de energías de una empresa puede incluir la energía generada in situ, la electricidad comprada de la red y los combustibles fósiles, y la energía renovable y alternativa. Las compensaciones en el uso de esas fuentes de energía incluyen el coste, la fiabilidad del suministro, el uso de agua y las emisiones atmosféricas relacionadas, y el cumplimiento de la normativa y los riesgos. Como tal, la intensidad energética de una empresa y las decisiones de aprovisionamiento de energía pueden afectar a su eficiencia operativa y a su perfil de riesgo a lo largo del tiempo.
    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
      • Gestión del agua La fabricación de envases y embalajes requiere agua para las diversas etapas de la producción, incluso para el procesamiento de las materias primas, la refrigeración de los procesos y la generación de vapor en las plantas de cogeneración in situ. Los aumentos históricos a largo plazo de la escasez y el coste del agua, y las expectativas de aumentos continuos (debido al consumo excesivo y a la limitación de los suministros, resultantes del crecimiento y los cambios de la población, la contaminación y el cambio climático) indican la mayor importancia de la correcta gestión de los recursos hídricos. La escasez de agua puede dar lugar a un mayor riesgo de perturbación de las operaciones de las empresas que realizan operaciones de gran consumo de agua y también puede aumentar los costes de adquisición de agua y los gastos de capital. Mientras tanto, la fabricación de envases y embalajes puede generar aguas residuales de proceso que deben ser tratadas antes de su eliminación. El incumplimiento de las normas de calidad del agua puede dar lugar al cumplimiento de la normativa y a costes de mitigación o gastos legales derivados de los litigios. La reducción del uso y el consumo de agua mediante el aumento de la eficiencia y otras estrategias de gestión del agua puede dar lugar a la disminución de los costes de explotación con el tiempo y puede mitigar los efectos financieros de los reglamentos, la escasez de suministro de agua y las perturbaciones de las operaciones relacionadas con la comunidad.
    • Gestión de residuos y materiales peligrosos Esta categoría se ocupa de las cuestiones medioambientales relacionadas con los residuos peligrosos y no peligrosos generados por las empresas. Aborda la gestión de los residuos sólidos de una empresa en la fabricación, la agricultura y otros procesos industriales. Abarca el tratamiento, la manipulación, el almacenamiento, la eliminación y el cumplimiento de la normativa. Esta categoría no incluye las emisiones a la atmósfera ni a las aguas residuales, ni tampoco los residuos del final de la vida útil de los productos, que se tratan en categorías distintas.
      • Gestión de residuos La fabricación de envases y embalajes puede generar residuos de procesos peligrosos, incluidos, entre otros, metales pesados, ácidos gastados, catalizadores y lodos de tratamiento de aguas residuales. Las empresas se enfrentan a problemas normativos y operacionales en la gestión de los desechos, ya que algunos de ellos están sujetos a reglamentos relativos a su transporte, tratamiento, almacenamiento y eliminación. Las estrategias de gestión de desechos incluyen la reducción de la generación, el tratamiento y la eliminación eficaces, y el reciclado y la recuperación, siempre que sea posible. Esas actividades, si bien requieren una inversión inicial o gastos de funcionamiento, pueden reducir la estructura de costes a largo plazo de las empresas y mitigar el riesgo de responsabilidades de reparación o de sanciones reglamentarias.
    • Acceso y asequibilidad Esta categoría aborda la capacidad de una empresa para garantizar un amplio acceso a sus productos y servicios, específicamente en el contexto de los mercados y/o grupos de población desatendidos. Incluye la gestión de cuestiones relacionadas con las necesidades universales, tales como la accesibilidad y asequibilidad de la atención sanitaria, los servicios financieros, los servicios públicos, la educación y las telecomunicaciones.
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    • Calidad y seguridad de los productos Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con las características no deseadas de los productos vendidos o los servicios prestados que pueden crear riesgos para la salud o la seguridad de los usuarios finales. Se refiere a la capacidad de una empresa para ofrecer productos y/o servicios manufacturados que cumplan las expectativas de los clientes con respecto a sus características de salud y seguridad. Incluye, entre otras, cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la gestión de las retiradas del mercado, las pruebas de los productos y la gestión de las sustancias químicas/contenidos/ingredientes de los productos.
      • Seguridad de los productos La seguridad de los envases y embalajes es un factor crítico para el sector, ya que muchos productos se utilizan en aplicaciones destinadas al consumidor, como en el caso de las industrias alimentaria y de atención sanitaria. Entre los aspectos de la seguridad de los envases figuran los peligros físicos y la presencia de sustancias químicas. En el caso de un incidente de seguridad de un producto, puede ser necesaria su retirada del mercado o requerir un nuevo diseño, lo que posiblemente aumente los costes para el fabricante y dé lugar a una reducción de los ingresos y a efectos adversos para el valor de la marca. Por ello, las empresas que gestionan proactivamente los riesgos para la seguridad de los productos pueden mejorar la reputación de su marca y reducir el riesgo de repercusiones financieras adversas.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
      • Gestión del ciclo de vida del producto Las empresas de envases y embalajes se enfrentan a oportunidades y retos asociados con los posibles efectos ambientales de sus productos a lo largo de su ciclo de vida. El diseño de productos con efectos ambientales reducidos en la fase de uso y al final de la vida útil es una oportunidad importante para los fabricantes. La demanda de envases producidos con productos químicos seguros y utilizando materiales reciclados y renovables sigue creciendo, junto con la demanda de productos reciclables, reutilizables y compostables. Si bien el impacto de los productos durante su ciclo de vida depende en gran medida de su uso y eliminación, las empresas que pueden optimizar eficazmente esas características durante la fase de diseño pueden obtener una gran ventaja competitiva.
    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
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    • Gestión de la cadena de suministro Esta categoría aborda la gestión de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza dentro de la cadena de suministro de una empresa. Aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por los proveedores a través de sus actividades operativas. Estas cuestiones incluyen, entre otras, la responsabilidad medioambiental, los derechos humanos, las prácticas laborales y la ética y la corrupción. La gestión puede implicar el cribado, la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores sobre sus impactos ambientales y sociales. Esta categoría no aborda las repercusiones de los factores externos, tales como el cambio climático y otros factores medioambientales y sociales, en las operaciones de los proveedores y/o en la disponibilidad y el precio de los recursos clave, que se tratan en una categoría aparte.
      • Gestión de la cadena de suministro La fabricación de envases y embalajes utiliza grandes cantidades de materias primas, incluida la fibra de madera y aluminio. La producción sostenible de estos materiales es una consideración importante de la cadena de suministro para las empresas del sector, ya que los efectos ambientales adversos podrían aumentar los costes de los materiales y afectar al valor de la marca de las empresas de envases y embalajes. A fin de mitigar esos riesgos, las empresas pueden aplicar prácticas de revisión de la cadena de suministro y aplicar estándares de terceros en las operaciones internas y los proveedores que certifiquen que los materiales que adquieren se produjeron de manera sostenible. Además, esas medidas pueden aumentar el valor de la marca y satisfacer la demanda de los clientes de productos de embalaje producidos de manera sostenible, proporcionando acceso a nuevos mercados y oportunidades de crecimiento.
    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
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    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
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    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
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    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
      • Gestión de la energía Las empresas del sector de servicios y suministros de agua requieren importantes insumos de energía para la extracción, transporte, tratamiento y distribución o vertido de agua potable y aguas residuales. Los costes operativos de las empresas de servicios están directamente relacionados con el uso de energía, que suele representar el mayor gasto después de la adquisición de agua, las sustancias químicas y la mano de obra. La energía que más habitualmente suele consumirse es la electricidad adquirida de la red. Para alimentar los equipos de lugares más apartados se utiliza generación in situ. El uso ineficiente de la electricidad adquirida de la red ocasiona factores medioambientales exógenos, como las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 2. Es probable que los reglamentos en relación con las preocupaciones ambientales afecten a la futura combinación energética de la red, lo que provocará que los precios se incrementen. Además, se espera que el cambio climático también afecte a la fiabilidad de la red y a la disponibilidad de los recursos hídricos. Como resultado, es probable que la intensidad energética de los servicios de agua aumente en el futuro a medida que se dificulte el acceso a las fuentes de agua. Los tratamientos alternativos del agua, como el reciclado y la desalinización, también pueden requerir una mayor cantidad de energía. Junto con las decisiones sobre el uso de combustibles alternativos, energías renovables y generación de electricidad in situ, la eficiencia energética puede desempeñar un papel importante tanto en el coste como en la fiabilidad del suministro de energía.
    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
      • Eficiencia de la red de distribución Los servicios de agua desarrollan, mantienen y utilizan complejas redes de infraestructuras interconectadas, entre las que se incluyen extensas tuberías, canales, depósitos y estaciones de bombeo. En la red de distribución se pierden volúmenes significativos de agua (denominada «agua no facturada», ya que se trata de un volumen de agua suministrada que no se refleja en las facturas de los clientes). Dicha agua se pierde principalmente debido a los fallos y la ineficiencia de la infraestructura, como fugas en las tuberías y conexiones de servicio. Las pérdidas reales de agua no facturada pueden afectar negativamente al rendimiento financiero, incrementar las tarifas de los clientes y malgastar el agua y otros recursos como la energía y las sustancias químicas utilizadas para el tratamiento de las aguas. Por el contrario, las mejoras en las infraestructuras y los procesos operativos pueden limitar las pérdidas por agua no facturada, lo que repercute positivamente en los ingresos y, posiblemente, contribuya a reducir los costes. Destinar de una forma eficiente los gastos operativos y de mantenimiento o los gastos de capital a los sistemas de distribución —principalmente la reparación, renovación o sustitución de tuberías y conexiones de servicio— puede mejorar el valor de la empresa y proporcionar un fuerte rendimiento de las inversiones.
      • Gestión de la calidad de los efluentes Las instalaciones de tratamiento de aguas y aguas residuales producen efluentes que plantean posibles riesgos para el medioambiente y la salud humana. Dichos efluentes incluyen residuos y sólidos procedentes de las sustancias químicas utilizadas en el proceso de tratamiento, así como contaminantes retirados del agua no tratada o de las aguas residuales. Los efluentes tratados se vierten de las instalaciones a las aguas superficiales o se bombean a las aguas subterráneas. Los posibles efectos ambientales varían según el proceso de tratamiento y eliminación. Además, existe un interés creciente entre los consumidores y los organismos reguladores por las sustancias, incluidas los alteradores endocrinos, de las que las instalaciones de tratamiento de aguas residuales no suelen ocuparse. Como resultado de los riesgos ambientales asociados a los efluentes, las instalaciones de tratamiento están sujetas a extensas regulaciones ambientales destinadas a controlar y vigilar sus efectos. A medida que el escrutinio público y reglamentario de la calidad de los efluentes aumenta junto con las recientes preocupaciones sobre las sustancias de interés emergente, las empresas se ven obligadas a innovar y a garantizar que los efluentes no sean perjudiciales para el medioambiente o la salud humana. Los vertidos de efluentes que superen los límites máximos pueden ocasionar importantes sanciones reglamentarias, y el hecho de que se produzcan con frecuencia puede poner en peligro la licencia social de funcionamiento de una empresa de servicios públicos. Las empresas pueden gestionar activamente las repercusiones financieras mediante la planificación, operaciones y mantenimiento relacionados con la infraestructura y el equipo, así como mediante el empleo de mano de obra debidamente formada y experimentada.
    • Gestión de residuos y materiales peligrosos Esta categoría se ocupa de las cuestiones medioambientales relacionadas con los residuos peligrosos y no peligrosos generados por las empresas. Aborda la gestión de los residuos sólidos de una empresa en la fabricación, la agricultura y otros procesos industriales. Abarca el tratamiento, la manipulación, el almacenamiento, la eliminación y el cumplimiento de la normativa. Esta categoría no incluye las emisiones a la atmósfera ni a las aguas residuales, ni tampoco los residuos del final de la vida útil de los productos, que se tratan en categorías distintas.
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    • Acceso y asequibilidad Esta categoría aborda la capacidad de una empresa para garantizar un amplio acceso a sus productos y servicios, específicamente en el contexto de los mercados y/o grupos de población desatendidos. Incluye la gestión de cuestiones relacionadas con las necesidades universales, tales como la accesibilidad y asequibilidad de la atención sanitaria, los servicios financieros, los servicios públicos, la educación y las telecomunicaciones.
      • Asequibilidad y acceso al agua El acceso fiable al agua salubre suele considerarse un derecho humano básico. Que su precio sea razonable y asequible forma parte de dicho derecho. Por lo tanto, estructurar las tarifas de agua de manera que la comunidad perciba que son justas es un aspecto fundamental para el valor de los servicios de agua. Las empresas que colaboren con los organismos reguladores para aplicar estructuras tarifarias que aumenten los niveles de aceptación de la comunidad probablemente propicien una mayor estabilidad financiera y puedan aprovechar las oportunidades de crecimiento, especialmente a la luz de la falta de financiación para las infraestructuras del agua que existe en muchas regiones del mundo. Los servicios de agua que utilicen mecanismos tarifarios que limiten el acceso al agua o que sean prohibitivamente caros para las poblaciones de bajos ingresos pueden provocar la oposición de la comunidad. Las empresas deben garantizar un precio y un acceso equitativos, así como tarifas que permitan financiar adecuadamente las infraestructuras a largo plazo, proporcionar agua potable y un tratamiento adecuado de las aguas residuales, así como obtener una rentabilidad adecuada del capital.
    • Calidad y seguridad de los productos Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con las características no deseadas de los productos vendidos o los servicios prestados que pueden crear riesgos para la salud o la seguridad de los usuarios finales. Se refiere a la capacidad de una empresa para ofrecer productos y/o servicios manufacturados que cumplan las expectativas de los clientes con respecto a sus características de salud y seguridad. Incluye, entre otras, cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la gestión de las retiradas del mercado, las pruebas de los productos y la gestión de las sustancias químicas/contenidos/ingredientes de los productos.
      • Calidad del agua potable Las empresas del sector deben asegurarse de que el agua cumpla las regulaciones, satisfaga las expectativas de los clientes y cuente con un suministro fiable. Para proteger la salud humana y salvaguardar el valor de la empresa, las compañías deben proteger las fuentes de agua de la contaminación, lo que puede reducir los procesos y los costes de tratamiento. Para cumplir los estándares de calidad del agua se diseñan, desarrollan y mantienen procesos de tratamiento integral, mientras que la salida de agua tratada se supervisa rutinariamente en lo tocante al cumplimiento y la seguridad. Los fenómenos naturales, como los incendios forestales y las inundaciones, también pueden afectar a la calidad de las fuentes de agua. En general, las empresas invierten importantes recursos para suministrar agua potable segura a los clientes de manera constante. El no suministrar agua de la calidad adecuada puede dar lugar a multas reglamentarias, litigios, un aumento de los costes operativos o de las inversiones de capital, riesgos para la reputación y confiscación de bienes o empresas.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
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    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
      • Eficiencia del uso final La eficiencia y la conservación del agua a nivel del consumidor, independientemente de si es producto de los mandatos gubernamentales, de la conciencia medioambiental o de las tendencias demográficas, es cada vez más importante para la disponibilidad de recursos a largo plazo y el rendimiento financiero del segmento de suministro de agua del sector. La eficiencia del uso final aborda la forma en que los servicios públicos trabajan con los organismos reguladores para mitigar la disminución de los ingresos en el contexto de la creciente necesidad de eficiencia en lo tocante a los recursos. Los mecanismos de eficiencia del agua, incluida la disociación de las tarifas, pueden garantizar que los ingresos de una empresa de servicios públicos pueda cubrir adecuadamente los costes fijos y proporcionar los niveles de rentabilidad deseados, independientemente del volumen de ventas, al tiempo que incentivan a los clientes a conservar el agua. Los mecanismos de eficiencia pueden adecuar mejor los incentivos económicos de los servicios públicos con los intereses medioambientales y sociales, incluida la eficiencia en el uso de los recursos, la reducción de las tarifas y el aumento de las inversiones de capital en infraestructuras. Los servicios de agua pueden gestionar su exposición a la repercusión de los mecanismos tarifarios mediante relaciones reglamentarias positivas, casos tarifarios a largo plazo que incorporen la eficiencia y una ejecución sólida de la estrategia de eficiencia.
    • Gestión de la cadena de suministro Esta categoría aborda la gestión de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza dentro de la cadena de suministro de una empresa. Aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por los proveedores a través de sus actividades operativas. Estas cuestiones incluyen, entre otras, la responsabilidad medioambiental, los derechos humanos, las prácticas laborales y la ética y la corrupción. La gestión puede implicar el cribado, la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores sobre sus impactos ambientales y sociales. Esta categoría no aborda las repercusiones de los factores externos, tales como el cambio climático y otros factores medioambientales y sociales, en las operaciones de los proveedores y/o en la disponibilidad y el precio de los recursos clave, que se tratan en una categoría aparte.
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    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
      • Resiliencia del suministro de agua Los sistemas de suministro obtienen el agua de fuentes de agua subterráneas y superficiales. Se puede acceder a estos suministros directamente o adquirirlos a un tercero, que a menudo es una entidad gubernamental. La escasez de agua, la contaminación de las fuentes de agua, los fallos en las infraestructuras, las restricciones reglamentarias, la competencia entre los usuarios y el consumo excesivo por parte de los clientes son factores que pueden poner en peligro el acceso a un suministro suficiente de agua. Estas cuestiones, unidas al riesgo creciente de sequía extrema y frecuente a causa del cambio climático, pueden dar lugar a suministros inadecuados o a restricciones obligatorias del agua. Las correspondientes repercusiones financieras pueden manifestarse de diferentes maneras dependiendo de la estructura tarifaria, pero lo más probable es que repercutan en el valor de la empresa mediante la disminución de los ingresos. Los problemas de abastecimiento de agua también pueden dar lugar a aumentos en el precio del agua adquirida, lo que podría provocar costes de explotación más elevados. Los fallos de infraestructuras fundamentales, como acueductos y canales, ocasionados por eventos como los terremotos, pueden entrañar riesgos catastróficos para los clientes del sistema de suministro de agua y podrían acarrear consecuencias financieras incalculables. Las empresas pueden mitigar los riesgos relacionados con el abastecimiento de agua (y los riesgos financieros correspondientes) mediante la diversificación de los suministros, la extracción a niveles sostenibles, las mejoras tecnológicas y de las infraestructuras, la planificación de contingencia, las relaciones positivas con los organismos reguladores y otros usuarios importantes, así como las estructuras tarifarias.
    • Impactos físicos del cambio climático Esta categoría aborda la capacidad de la empresa para gestionar los riesgos y las oportunidades asociados a la exposición directa de los activos y operaciones que posee o controla a los impactos físicos reales o potenciales del cambio climático. Recoge los problemas medioambientales y sociales que pueden surgir de las interrupciones operativas debidas a los impactos físicos del cambio climático. Además, recoge los problemas socioeconómicos derivados de que las empresas no incorporen la consideración del cambio climático en los productos y servicios que venden, como el caso de las pólizas de seguros y las hipotecas. Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para adaptarse a la mayor frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios climáticos, el riesgo del nivel del mar y otros impactos físicos previstos del cambio climático. La gestión puede implicar la mejora de la resiliencia de los activos físicos y/o de las infraestructuras circundantes, así como la incorporación de consideraciones relacionadas con el cambio climático en las principales actividades empresariales (por ejemplo, la suscripción de hipotecas y seguros, la planificación y el desarrollo de proyectos inmobiliarios).
      • Resiliencia de la red y efectos del cambio climático Debido a los posibles efectos en las infraestructuras y en las operaciones, es probable que el cambio climático origine incertidumbre comercial para los sistemas de suministro de agua. Además, puede dar lugar a un aumento del estrés hídrico, a una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos graves, a una reducción de la calidad del agua y a un aumento del nivel del mar que podría perjudicar a los activos de los servicios públicos o a su capacidad operativa. El suministro de agua y la eliminación de aguas residuales son servicios básicos, cuya estabilidad es de suma importancia. El aumento de la frecuencia y la gravedad de las tormentas supone un reto para las instalaciones de tratamiento del agua y aguas residuales, y puede afectar a la continuidad del servicio. Las precipitaciones intensas pueden producir volúmenes de aguas residuales que superen la capacidad de las instalaciones de tratamiento, lo que ocasionaría la liberación de efluentes sin tratar. La reducción al mínimo de los riesgos actuales y futuros de alteraciones del servicio y de que el mismo se realice con una calidad inadecuada puede requerir inversiones de capital y gastos operativos adicionales. Dado que el cambio climático aumenta la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos, las empresas que aborden esos riesgos mediante reducciones de efectivos y planificación estratégica estarán en mejores condiciones de atender a los clientes y proteger el valor para los accionistas.

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