Comparación de industrias

Está viendo información sobre las siguientes industrias:

  • Maquinaria y bienes industriales El sector de la maquinaria y los bienes industriales fabrica equipos para una serie de sectores, como la construcción, la agricultura, la energía, los servicios públicos, la minería, la fabricación, la automoción y el transporte. Los productos incluyen motores, maquinaria para el movimiento de tierras, camiones, tractores, barcos, bombas industriales, locomotoras y turbinas. Los fabricantes de maquinaria utilizan para la producción grandes cantidades de materias primas, como acero, plásticos, caucho, pinturas y vidrio. Los fabricantes también pueden mecanizar y fundir las piezas antes del montaje final. La demanda del sector está estrechamente vinculada a la producción industrial, aunque los estándares estatales sobre las emisiones y la demanda de los clientes están impulsando innovaciones para mejorar la eficiencia energética y limitar las emisiones a la atmósfera durante el uso de los productos.
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  • Operaciones con carbón El sector de operaciones con carbón incluye las empresas que extraen carbón y las que fabrican productos de carbón. La actividad minera cubre tanto la minería en el subsuelo como a cielo abierto y el carbón termal y metalúrgico.
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Cuestiones relevantes para ambos Industrias (11 de 26)

¿Por qué algunas cuestiones se muestran atenuadas? Las normas SASB varían según la industria, en función de los diferentes riesgos y oportunidades de sostenibilidad de cada industria. Las cuestiones atenuadas no se identificaron durante el proceso de elaboración de normas como aquellas que pueden afectar al valor de la empresa con mayor probabilidad, por lo que no se incluyen en la norma. Con el tiempo, a medida que el Consejo de Normas SASB siga recibiendo las opiniones del mercado, es posible que se añadan o eliminen algunas cuestiones de la norma. Cada empresa determina por sí misma si una cuestión de sostenibilidad puede afectar a su capacidad de crear valor empresarial. La norma está diseñada para la empresa típica de una industria, pero las empresas individuales pueden optar por informar sobre diferentes cuestiones de sostenibilidad en función de su modelo de negocio único.

Temas de divulgación

¿Cuál es la relación entre la categoría de cuestiones generales y los temas de divulgación? La categoría de cuestiones generales es una versión independiente de la industria de los temas de divulgación que aparecen en cada norma del SASB. Los temas de divulgación representan los impactos específicos de la industria en las categorías de cuestiones generales. Los temas de divulgación específicos de la industria garantizan que cada norma del SASB se adapte a la industria, mientras que las categorías de cuestiones generales permiten la comparación entre industrias. Por ejemplo, Salud y nutrición es un tema de divulgación en la industria de las bebidas sin alcohol, que representa una medida específica de la industria de la cuestión general Bienestar del cliente. Sin embargo, la cuestión Bienestar del cliente se manifiesta como el tema de la divulgación Medicamentos falsificados en la industria Biotecnología y productos farmacéuticos.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
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    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
      • Gestión de la energía La energía es un insumo esencial para la fabricación de maquinaria industrial. La compra de electricidad representa la mayor parte de los gastos energéticos del sector, seguida de la compra de combustibles. El tipo de energía utilizada, la magnitud del consumo y las estrategias de gestión energética dependen del tipo de productos que se fabrica. La combinación energética de una compañía, incluido el uso de la electricidad generada in situ, la electricidad de la red y el uso de energías alternativas, puede desempeñar un papel importante que influya sobre el coste y la fiabilidad del suministro de energía y, en última instancia, afecte a la estructura de costes de la compañía y al riesgo de incumplimiento de la normativa.
    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
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    • Gestión de residuos y materiales peligrosos Esta categoría se ocupa de las cuestiones medioambientales relacionadas con los residuos peligrosos y no peligrosos generados por las empresas. Aborda la gestión de los residuos sólidos de una empresa en la fabricación, la agricultura y otros procesos industriales. Abarca el tratamiento, la manipulación, el almacenamiento, la eliminación y el cumplimiento de la normativa. Esta categoría no incluye las emisiones a la atmósfera ni a las aguas residuales, ni tampoco los residuos del final de la vida útil de los productos, que se tratan en categorías distintas.
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    • Impactos ecológicos Esta categoría aborda la gestión de los impactos de la empresa en los ecosistemas y la biodiversidad a través de actividades que incluyen, entre otras, el uso de la tierra para la exploración, la extracción de recursos naturales y el cultivo, así como el desarrollo, la construcción y el emplazamiento de proyectos. Los impactos incluyen, entre otros, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de hábitats y la deforestación en todas las fases: planificación, adquisición de terrenos, obtención de permisos, desarrollo, operaciones y rehabilitación de emplazamientos. La categoría no cubre los impactos del cambio climático en los ecosistemas y la biodiversidad.
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    • Derechos humanos y relaciones comunitarias Esta categoría aborda la gestión de la relación entre las empresas y las comunidades en las que operan, incluidas, entre otras, la gestión de los impactos directos e indirectos sobre los derechos humanos fundamentales y el tratamiento de los pueblos indígenas. Más concretamente, dicha gestión puede abarcar los impactos socioeconómicos en la comunidad, el compromiso de la comunidad, la justicia medioambiental, el cultivo de la mano de obra local, el impacto en las empresas locales, la licencia para operar y las evaluaciones de impacto medioambiental/social. La categoría no incluye impactos ambientales tales como la contaminación atmosférica o los residuos que, aunque pueden afectar a la salud y la seguridad de los miembros de las comunidades locales, se tratan en categorías separadas.
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    • Prácticas laborales Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para mantener las normas laborales comúnmente aceptadas en el lugar de trabajo, incluido el cumplimiento de la legislación laboral y de las normas internacionalmente aceptadas. Esto incluye, entre otras cosas, garantizar los derechos humanos básicos relacionados con el trabajo infantil, el trabajo forzoso o en régimen de servidumbre, la explotación laboral, los salarios justos y el pago de horas extras, y otros derechos básicos de los trabajadores. También incluye las políticas de salario mínimo y la provisión de beneficios, que pueden influir en la forma de atraer, retener y motivar a la mano de obra. La categoría también aborda la relación de la empresa con el trabajo organizado y la libertad de asociación.
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    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
      • Salud y seguridad de los empleados Los empleados de las plantas de fabricación de maquinaria industrial se enfrentan a riesgos para la salud y la seguridad generados por la exposición a maquinaria pesada, maquinaria en movimiento y riesgos eléctricos, entre otros. La creación de una eficaz cultura de la seguridad es fundamental para mitigar de forma proactiva los incidentes de seguridad, que podrían incrementar los costes de la atención médica, los litigios y la interrupción del trabajo. Mediante la aplicación de sólidos protocolos de seguridad, como la notificación e investigación de los incidentes, así como la promoción de una cultura de la seguridad, las compañías podrán minimizar los gastos relacionados con la seguridad y mejorar potencialmente la productividad a largo plazo.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
      • Ahorro de combustible y emisiones en fase de uso Muchos de los productos del sector de la maquinaria y los bienes industriales funcionan con combustibles fósiles y, durante su uso, por lo tanto, liberan gases de efecto invernadero (GEI) y otras emisiones a la atmósfera. Las preferencias de los clientes por un mayor ahorro del combustible, combinadas con las reglamentaciones que abordan las emisiones, están aumentando la demanda de productos de bajo consumo y bajas emisiones en el sector. Por ello, las compañías que fabriquen productos que tengan estas características podrán estar bien posicionadas para captar la creciente cuota de mercado, reducir el riesgo de incumplimiento de la normativa y mejorar el valor de la marca.
    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
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    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
      • Suministro de materiales Las compañías de maquinaria industrial están expuestas a riesgos en la cadena de suministro cuando se utilizan materiales críticos en los productos. Las compañías del sector fabrican productos utilizando materiales críticos con pocos o ningún sustituto disponible, muchos de los cuales proceden de depósitos concentrados en unos pocos países que están sujetos a la incertidumbre geopolítica. Las compañías de este sector también se enfrentan a la competencia, debido a la creciente demanda mundial de estos materiales por parte de otros sectores, lo que puede dar lugar al incremento de los precios y a riesgos de suministro. Las compañías que puedan limitar el uso de materiales críticos utilizando alternativas y garantizarse el suministro, podrán mitigar las posibles repercusiones financieras derivadas de las interrupciones de la oferta y la volatilidad de los precios de los insumos.
      • Diseño y servicios de refabricación La maquinaria industrial y la fabricación de bienes utiliza grandes cantidades de acero, hierro, aluminio, vidrio, plásticos y otros materiales. La refabricación de los sistemas de maquinaria industrial (llamados «núcleos») es una oportunidad para que las compañías de maquinaria industrial limiten la cantidad de materias primas necesarias para fabricar nueva maquinaria, así como el tiempo y otros recursos necesarios para fabricar productos acabados. Los productos refabricados también pueden crear valor a partir de productos que, de otro modo, se destinarían a la eliminación o el reciclaje. Las compañías de maquinaria industrial pueden conseguir ahorrar costes mediante la reutilización de piezas al final de su vida útil para construir máquinas refabricadas que puedan revenderse a los clientes. Así pues, la refabricación, en el proceso y el diseño, puede reducir la demanda de materias primas, reducir los costes de fabricación y crear nuevos canales de venta.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
      • Emisión de gases de efecto invernadero Las operaciones con carbón son intensivas en energía y generan importantes emisiones directas de gases de efecto invernadero (GEI), incluido el dióxido de carbono por el uso de combustible y el metano liberado de los lechos de carbón durante las actividades de extracción y las posteriores a ellas. Los esfuerzos regulatorios para reducir las emisiones de GEI en la lucha contra el cambio climático pueden aumentar los costes operativos y de capital en función de la magnitud de las emisiones directas. Se puede lograr una eficiencia operativa reduciendo las emisiones de GEI. Dicha eficiencia puede mitigar el posible impacto financiero del aumento de los costes de combustible ocasionado por las regulaciones que pretenden limitar las emisiones de GEI (o fijarles un precio).
    • Gestión de la energía La categoría aborda los impactos ambientales asociados al consumo de energía. Aborda la gestión de la energía por parte de la empresa en la fabricación y/o para el suministro de productos y servicios derivados de proveedores de servicios públicos (red eléctrica) que no son propiedad de la empresa ni están controlados por ella. Más concretamente, incluye la gestión de la eficiencia e intensidad energética, la combinación de energías y la dependencia de la red. El uso de la energía en las fases anteriores (por ejemplo, los proveedores) y posteriores (por ejemplo, el uso de los productos) no está incluido en el ámbito de aplicación.
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    • Gestión del agua y las aguas residuales Esta categoría aborda el uso del agua por parte de la empresa, el consumo de agua, la generación de aguas residuales y otros efectos de las operaciones en los recursos hídricos, que pueden verse influidos por las diferencias regionales en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos y la competencia por ellos. Más concretamente, aborda estrategias de gestión que incluyen, entre otras, la eficiencia, la intensidad y el reciclaje del agua. Por último, la categoría también aborda la gestión del tratamiento y el vertido de las aguas residuales, incluida la contaminación de las aguas subterráneas y los acuíferos.
      • Gestión del agua Las operaciones con carbón tienen un impacto tanto en la calidad como en la cantidad de los recursos hídricos locales. Son intensivas en uso de agua para lavar el carbón y eliminar el azufre, para refrigerar el equipo de perforación y para transportar el carbón en tuberías de lodo. La gravedad del impacto puede variar en función de la disponibilidad de agua en la región y el entorno regulatorio. Reducir el uso y la contaminación del agua también puede generar eficiencias operativas para las empresas y disminuir sus costes operativos. El tratamiento y los vertidos de aguas residuales suelen estar regulados por organismos locales o nacionales. Superar los límites de selenio, sulfato y sólidos disueltos puede afectar a las operaciones de la empresas, que pueden sufrir sanciones importantes, costes de cumplimiento, retrasos en la producción o aumento de costes por el cierre de minas.
    • Gestión de residuos y materiales peligrosos Esta categoría se ocupa de las cuestiones medioambientales relacionadas con los residuos peligrosos y no peligrosos generados por las empresas. Aborda la gestión de los residuos sólidos de una empresa en la fabricación, la agricultura y otros procesos industriales. Abarca el tratamiento, la manipulación, el almacenamiento, la eliminación y el cumplimiento de la normativa. Esta categoría no incluye las emisiones a la atmósfera ni a las aguas residuales, ni tampoco los residuos del final de la vida útil de los productos, que se tratan en categorías distintas.
      • Gestión de residuos El manejo de residuos de roca y arcilla, la eliminación de residuos y los residuos de carbón líquido que contienen sustancias peligrosas como mercurio, arsénico y cadmio, supone desafíos operativos y regulatorios para las empresas de operaciones con carbón. El lodo de carbón y las balsas de estériles pueden suponer una amenaza importante si los diques estallan, se derrumban o tienen fugas, lo que puede destruir vidas, bienes y ecosistemas con sus consiguientes impactos financieros, como sanciones reglamentarias, indemnizaciones y obligación de reparaciones y cumplimiento. El permiso para las operaciones mineras puede verse afectado, lo que disminuiría los ingresos de la empresa o le obligaría a gastar más para obtener la aprobación. La capacidad de las empresas para reducir el número y el tamaño de las balsas de estériles y garantizar la integridad estructural de los diques puede servir para minimizar estos impactos.
    • Impactos ecológicos Esta categoría aborda la gestión de los impactos de la empresa en los ecosistemas y la biodiversidad a través de actividades que incluyen, entre otras, el uso de la tierra para la exploración, la extracción de recursos naturales y el cultivo, así como el desarrollo, la construcción y el emplazamiento de proyectos. Los impactos incluyen, entre otros, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de hábitats y la deforestación en todas las fases: planificación, adquisición de terrenos, obtención de permisos, desarrollo, operaciones y rehabilitación de emplazamientos. La categoría no cubre los impactos del cambio climático en los ecosistemas y la biodiversidad.
      • Efectos en la biodiversidad Las operaciones con carbón pueden tener diversos impactos en la biodiversidad. La minería a cielo abierto y la remoción de montañas puede alterar el paisaje, eliminando hábitats de fauna y flora. El drenaje ácido de minas es especialmente importante: es muy alto en agua ácida y rico en metales pesados, se forma cuando el agua de la superficie y la capa exterior superficial entran en contacto por una sobreexplotación del carbón, y puede tener efectos dañinos en personas, animales y plantas. Los impactos en la biodiversidad de las operaciones de carbón pueden afectar a la tasación de las reservas y generar riesgos operativos. Las características del entorno del terreno donde se ubican las reservas pueden aumentar los costes de la extracción a consecuencia de la mayor concienciación y protección de ecosistemas. Las empresas también podrían enfrentarse a barreras regulatorias e impactos en la reputación para acceder a las reservas en áreas ecológicamente sensibles, como las que se designen como áreas protegidas. Las empresas de operaciones con carbón se enfrentan a riesgos regulatorios por reclamaciones cuando se cierra la mina, por los requisitos regulatorios aplicables según un plan de reclamaciones aprobado previamente. Pueden surgir costes sustanciales por la retirada o cubrimiento de vertederos, el cumplimiento de las obligaciones de tratamiento de aguas y el desmantelamiento de la infraestructura al final de su vida. Además, las operaciones con carbón en curso están sometidas a leyes que protegen las especies en peligro de extinción. Las empresas que tengan un plan de gestión ambiental efectivo para las distintas etapas del ciclo de vida pueden minimizar sus costes de cumplimiento y responsabilidades jurídicas, encontrar menos resistencia para el desarrollo de nuevas minas, evitar retrasos en la finalización de proyectos y evitar dificultades en la obtención de permisos y el acceso a las reservas.
    • Derechos humanos y relaciones comunitarias Esta categoría aborda la gestión de la relación entre las empresas y las comunidades en las que operan, incluidas, entre otras, la gestión de los impactos directos e indirectos sobre los derechos humanos fundamentales y el tratamiento de los pueblos indígenas. Más concretamente, dicha gestión puede abarcar los impactos socioeconómicos en la comunidad, el compromiso de la comunidad, la justicia medioambiental, el cultivo de la mano de obra local, el impacto en las empresas locales, la licencia para operar y las evaluaciones de impacto medioambiental/social. La categoría no incluye impactos ambientales tales como la contaminación atmosférica o los residuos que, aunque pueden afectar a la salud y la seguridad de los miembros de las comunidades locales, se tratan en categorías separadas.
      • Derechos de los pueblos indígenas Las empresas del sector de las operaciones con carbón pueden explotar y mantener activos en áreas ocupadas por pueblos indígenas. Aquellas que tienen reputación de contribuir a la violación de los derechos humanos o ignorar los derechos de estos pueblos se pueden ver afectadas por protestas, disturbios o suspensión de permisos. Se podrían enfrentar a costes sustanciales por indemnizaciones de pagos de liquidación y la amortización del valor de sus reservas en dichas zonas. Aunque el país no tenga leyes sobre estos asuntos, han surgido varios instrumentos internacionales para orientar a las empresas. Estos instrumentos incluyen la obtención de un consentimiento previo libre y fundamentado de los pueblos indígenas para las decisiones que les afecten. Con una mayor concienciación, varios países también están empezando a aplicar leyes concretas para proteger los derechos de los pueblos indígenas, lo que genera más riesgos regulatorios para las empresas. Además, los pueblos indígenas suelen ser sectores vulnerables de la población, con capacidad limitada para defender sus derechos e intereses particulares.
      • Relaciones con la comunidad Las operaciones con carbón se desarrollan a lo largo de varios años y pueden tener diversos impactos en la comunidad. Los derechos e intereses de la comunidad pueden verse afectados por los impactos sociales y ambientales de las operaciones, las emisiones atmosféricas, la generación de residuos, los vertidos de aguas residuales y el cierre de actividades. Las empresas de operaciones con carbón a menudo necesitan el apoyo de las comunidades locales para obtener permisos y arrendamientos y poder realizar sus actividades sin interrupciones. El valor previsto de las reservas puede verse afectado si la comunidad interfiere o presiona al gobierno para que interfiera con los derechos de una empresa de carbón respecto a esas reservas. Además de las preocupaciones de la comunidad sobre el impacto directo de los proyectos, la presencia de actividades de minería de carbón puede provocar otras preocupaciones socioeconómicas relacionadas con la educación, la salud y los medios de vida. Las empresas de carbón con reputación de depredar y explotar los recursos de la comunidad sin proporcionar ningún beneficio socioeconómico a cambio pueden exponerse al riesgo de sufrir acciones nacionalistas sobre los recursos por los gobiernos y comunidades locales, restringiendo sus actividades o imponiéndoles costes adicionales. Las empresas del sector de la extracción pueden adoptar diversas estrategias de compromiso con la comunidad en sus operaciones globales, como integrar a la comunidad en cada fase del ciclo del proyecto. Las que adoptan un enfoque de «valor compartido» pueden proporcionar beneficios socioeconómicos fundamentales a las comunidades manteniendo a la vez la rentabilidad de sus operaciones.
    • Prácticas laborales Esta categoría se refiere a la capacidad de la empresa para mantener las normas laborales comúnmente aceptadas en el lugar de trabajo, incluido el cumplimiento de la legislación laboral y de las normas internacionalmente aceptadas. Esto incluye, entre otras cosas, garantizar los derechos humanos básicos relacionados con el trabajo infantil, el trabajo forzoso o en régimen de servidumbre, la explotación laboral, los salarios justos y el pago de horas extras, y otros derechos básicos de los trabajadores. También incluye las políticas de salario mínimo y la provisión de beneficios, que pueden influir en la forma de atraer, retener y motivar a la mano de obra. La categoría también aborda la relación de la empresa con el trabajo organizado y la libertad de asociación.
      • Relaciones laborales Las empresas de la minería de carbón se enfrentan a la tensión inherente entre la necesidad de reducir los costes laborales para mantener precios competitivos y la de gestionar los recursos humanos para garantizar un desempeño a largo plazo. Las condiciones de trabajo de las operaciones con carbón suelen ser peligrosas y muy exigentes físicamente. Los sindicatos juegan un papel clave en la representación de los intereses de los trabajadores y la gestión de convenios colectivos para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo. Esto hace que la gestión de las relaciones laborales sea esencial, ya que un conflicto con los trabajadores puede dar lugar a huelgas y otras interrupciones que a su vez pueden retrasar o detener la producción, lo que implica un importante descenso de ingresos y un daño a la reputación. Los problemas laborales continuados pueden tener un impacto a largo plazo en la rentabilidad de la entidad. Por otro lado, los resultados positivos de un compromiso laboral efectivo pueden mejorar las prácticas laborales y el uso de la fuerza de trabajo y reducir los incidentes de seguridad, los accidentes y las muertes.
    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
      • Salud y seguridad de la fuerza laboral La seguridad es esencial en las operaciones de la minería de carbón dada la frecuente peligrosidad de las condiciones de trabajo. Se pueden producir muertes o lesiones por diversos motivos, como accidentes, derrumbamientos, explosiones o inundaciones. Debido a estos peligros, el sector se caracteriza por unas tasas de mortalidad y lesiones superiores a la media. Los mineros del carbón también se ven expuestos a riesgos sanitarios a largo plazo, como enfermedades pulmonares crónicas, como la conocida como enfermedad del «pulmón negro», así como problemas mentales. Hay leyes federales concretas sobre salud y seguridad que protegen a los mineros del carbón y establecen indemnizaciones por esta enfermedad del pulmón negro. Pueden imponer costes adicionales a las empresas o dar lugar a sanciones reglamentarias. Los cambios en la legislación pueden conllevar más responsabilidades. La capacidad de una empresa para proteger la salud y seguridad de los empleados y crear una cultura de seguridad y bienestar entre el personal a todos los niveles puede ayudar a evitar accidentes, mitigar los costes y el tiempo de inactividad operativos y mejorar la productividad de la fuerza laboral.
    • Gestión del diseño y el ciclo de vida de los productos La categoría aborda la incorporación de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las características de los productos y servicios proporcionados o vendidos por la empresa. Incluye, entre otras cosas, la gestión de los impactos del ciclo de vida de los productos y servicios, como los relacionados con el envasado, la distribución, la intensidad de los recursos en la fase de uso y otras externalidades medioambientales y sociales que pueden producirse durante su fase de uso o al final de su vida. Esta categoría refleja la capacidad de una empresa para responder a la demanda de los clientes y de la sociedad de productos y servicios más sostenibles, así como para cumplir la normativa medioambiental y social en evolución. No aborda las repercusiones medioambientales o sociales directas de las operaciones de la empresa ni los riesgos para la salud y la seguridad de los consumidores derivados del uso de los productos, que se tratan en otras categorías.
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    • Resiliencia del modelo de negocio La categoría aborda la capacidad de una industria para gestionar los riesgos y oportunidades asociados a la incorporación de las transiciones sociales, medioambientales y políticas en la planificación del modelo de negocio a largo plazo. Esto incluye la respuesta a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas, así como el crecimiento y la creación de nuevos mercados entre las poblaciones socioeconómicas desatendidas y subatendidas. La categoría destaca los sectores en los que la evolución de las realidades medioambientales y sociales puede obligar a las empresas a adaptarse fundamentalmente o puede poner en peligro sus modelos de negocio.
      • Valoración de las reservas e inversiones de capital Las estimaciones sugieren que las empresas de carbón pueden ser incapaces de extraer una proporción significativa de sus reservas de carbón si se ven obligadas a controlar sus emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) para limitar los aumentos globales de temperatura en 2 °C según el Acuerdo de París. La administración de recursos de capital teniendo en cuenta las tendencias a medio y largo plazo, sobre todo las relacionadas con las acciones para la mitigación del cambio climático, es esencial para evitar el deterioro de los activos y mantener la rentabilidad y la credibilidad. A nivel global, se podrían aplicar regulaciones y políticas para limitar las emisiones de GEI de las centrales energéticas alimentadas con carbón (los clientes de las empresas de carbón), disminuyendo así su demanda y, por tanto, sus precios. La demanda de carbón también se ve afectada por las normas que regulan otras emisiones atmosféricas que se aplican a las centrales alimentadas con carbón. Una expansión de las normas que mitigan los GEI puede aumentar la magnitud de los impactos financieros a medio y largo plazo. Esto, junto con la mejora en la competitividad de tecnologías alternativas de energía, supone un riesgo a largo plazo para las reservas y un gasto en capital para las empresas de operaciones con carbón.
    • Abastecimiento y eficiencia de los materiales Esta categoría aborda cuestiones relacionadas con la resistencia de las cadenas de suministro de materiales a los impactos del cambio climático y otros factores ambientales y sociales externos. Plasma las repercusiones de estos factores externos en la actividad operativa de los proveedores, que pueden afectar además a la disponibilidad y el precio de los recursos clave. Aborda la capacidad de una empresa para gestionar estos riesgos a través del diseño, la fabricación y la gestión del final de la vida útil del producto, por ejemplo, mediante el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de materiales clave (desmaterialización), la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación y la realización de inversiones en I+D en materiales sustitutivos. Además, las empresas pueden gestionar estas cuestiones mediante la selección, el seguimiento y el compromiso con los proveedores para garantizar su resistencia a los riesgos externos. No aborda las cuestiones relacionadas con las externalidades medioambientales y sociales creadas por la actividad operativa de los proveedores individuales, que se tratan en una categoría aparte.
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