Comparación de industrias

Está viendo información sobre las siguientes industrias:

  • Transporte por carretera El sector del transporte por carretera incluye empresas que prestan servicios de transporte de carga en camiones de corta y larga distancia. Entre sus principales actividades está el envío de carga en contenedores y a granel, incluidos bienes de consumo y una amplia variedad de productos básicos. El sector se suele dividir en dos categorías: de carga completa (los vehículos transportan mercancías de un solo cliente) y de carga consolidada (los vehículos transportan mercancías de varios clientes). Los propietarios/operadores constituyen la gran mayoría del sector, debido a la relativa facilidad de entrada, mientras que unos pocos grandes operadores mantienen la cuota de mercado mediante contratos con los principales transportistas. Las grandes empresas suelen subcontratar a los propietarios/operadores para complementar su flota propia.
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  • Transporte ferroviario El sector del transporte ferroviario consta de empresas que proporcionan servicios de transporte de carga por ferrocarril y servicios auxiliares. Entre las principales actividades figuran el transporte de carga en contenedores y a granel, incluidos los bienes de consumo y los productos básicos. Las empresas ferroviarias suelen ser propietarias, mantener y explotar sus redes ferroviarias, lo que puede requerir importantes gastos de capital. Los Estados Unidos gestionan la red ferroviaria más larga del mundo, seguidos de cerca por Rusia, China, India, Canadá, Alemania y Francia. El sector presenta economías de densidad a causa de sus efectos de red, lo que se presta a condiciones de monopolio natural. Junto con los grandes costes irrecuperables de la infraestructura ferroviaria, esto proporciona una ventaja competitiva a las empresas ya establecidas en el sector y crea barreras de entrada para las nuevas empresas.
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Cuestiones relevantes para ambos Industrias (5 de 26)

¿Por qué algunas cuestiones se muestran atenuadas? Las normas SASB varían según la industria, en función de los diferentes riesgos y oportunidades de sostenibilidad de cada industria. Las cuestiones atenuadas no se identificaron durante el proceso de elaboración de normas como aquellas que pueden afectar al valor de la empresa con mayor probabilidad, por lo que no se incluyen en la norma. Con el tiempo, a medida que el Consejo de Normas SASB siga recibiendo las opiniones del mercado, es posible que se añadan o eliminen algunas cuestiones de la norma. Cada empresa determina por sí misma si una cuestión de sostenibilidad puede afectar a su capacidad de crear valor empresarial. La norma está diseñada para la empresa típica de una industria, pero las empresas individuales pueden optar por informar sobre diferentes cuestiones de sostenibilidad en función de su modelo de negocio único.

Temas de divulgación

¿Cuál es la relación entre la categoría de cuestiones generales y los temas de divulgación? La categoría de cuestiones generales es una versión independiente de la industria de los temas de divulgación que aparecen en cada norma del SASB. Los temas de divulgación representan los impactos específicos de la industria en las categorías de cuestiones generales. Los temas de divulgación específicos de la industria garantizan que cada norma del SASB se adapte a la industria, mientras que las categorías de cuestiones generales permiten la comparación entre industrias. Por ejemplo, Salud y nutrición es un tema de divulgación en la industria de las bebidas sin alcohol, que representa una medida específica de la industria de la cuestión general Bienestar del cliente. Sin embargo, la cuestión Bienestar del cliente se manifiesta como el tema de la divulgación Medicamentos falsificados en la industria Biotecnología y productos farmacéuticos.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
      • Emisión de gases de efecto invernadero El sector del transporte por carretera genera emisiones principalmente a través de la combustión de diésel y otros combustibles en los motores de los camiones. Los gases de efecto invernadero (GEI), incluido el dióxido de carbono (CO2), revisten una especial importancia para los reguladores gubernamentales preocupados por el cambio climático y para los consumidores que exigen soluciones de transporte con bajo contenido en carbono o sin él. Dado que las emisiones de GEI de los camiones constituyen una parte significativa de las emisiones relacionadas con el transporte, el sector está en el punto de mira de las regulaciones para limitar las emisiones de GEI. Los cambios operativos que aumentan la eficiencia del combustible son eficaces para que las empresas reduzcan el gasto de combustible y, al mismo tiempo, limiten la volatilidad de los precios del combustible, los costes regulatorios y otras consecuencias de las emisiones de GEI. Si bien los camiones más modernos son más eficientes en cuanto al consumo de combustible, se pueden adoptar medidas para mejorar la eficiencia y reducir las emisiones en las flotas existentes.
    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
      • Calidad del aire En comparación con otros medios de transporte, el transporte de mercancías por carretera tiene un efecto negativo más localizado sobre la calidad del aire debido a sus emisiones de óxido de azufre (SOx), óxido de nitrógeno (NOx) y material particulado (MP). La gran dependencia del combustible diésel es motivo de especial preocupación; aunque los motores diésel tienen un mayor rendimiento por km que los de gasolina, generan más contaminantes nocivos del aire. El uso de combustibles alternativos y el filtrado previo de las emisiones puede ayudar a las empresas a cumplir con las regulaciones de calidad del aire y evitar el aumento de la polución en ciudades y centros de población densos, lo que podría afectar a su licencia social para operar.
    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
      • Condiciones de trabajo del conductor El sector del transporte por carretera debe hacer frente al problema de la contratación y retención de conductores. La creciente escasez de mano de obra, debida en parte a las pobres condiciones de trabajo del sector y a las regulaciones que limitan las horas de trabajo, puede elevar los costes laborales y reducir los ingresos. Las entregas donde el tiempo es un factor crítico exigen mucho a los conductores, que pueden pasar largas horas al volante, a menudo en horario nocturno, largos períodos fuera de casa, y experimentar falta de sueño y sentimiento de aislamiento. Estos factores, en combinación con las altas tasas de lesiones y enfermedades en gran parte debidas a accidentes, dificultan la contratación de nuevos conductores y la retención del personal existente. Las empresas que ofrecen mejores condiciones de trabajo a los conductores presentan menor tasa de rotación, mayor productividad y capacidad de contratación de personal adicional para ampliar las operaciones y aumentar los ingresos.
    • Comportamiento competitivo Esta categoría abarca los problemas sociales asociados a la existencia de monopolios, que pueden incluir, entre otros, precios excesivos, mala calidad del servicio e ineficiencias. Aborda la gestión de una empresa de las expectativas legales y sociales en torno a las prácticas monopolísticas y anticompetitivas, incluidas las cuestiones relacionadas con el poder de negociación, la colusión, la fijación o manipulación de precios y la protección de las patentes y la propiedad intelectual.
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    • Gestión del riesgo de incidentes críticos Esta categoría se refiere a la utilización por parte de la empresa de sistemas de gestión y planificación de escenarios para identificar, comprender y prevenir o minimizar la ocurrencia de accidentes y emergencias de baja probabilidad y alto impacto con potenciales externalidades ambientales y sociales significativas. Se refiere a la cultura de seguridad de una empresa, a sus sistemas de gestión de la seguridad y controles tecnológicos pertinentes, a las posibles implicaciones humanas, medioambientales y sociales de la ocurrencia de estos sucesos y a los efectos a largo plazo para una organización, sus trabajadores y la sociedad en caso de que se produzcan.
      • Gestión de accidentes y seguridad El transporte por carretera conlleva peligros inherentes, incluidos los accidentes debidos a fallos mecánicos o errores humanos. Las empresas del sector toman medidas para formar a los conductores y al personal de mantenimiento y reducir al mínimo los accidentes. La evidencia de las tasas de lesiones y mortalidad, los costes asociados y la inversión en tecnologías de seguridad respaldan la importancia de esta cuestión. Las empresas que gestionan mejor la seguridad mejoran la eficiencia operativa, retienen a los conductores, reducen los retrasos y evitan los costes asociados a los accidentes graves. En cambio, las que presentan una gestión deficiente de la seguridad, pueden sufrir sanciones reglamentarias, primas de seguro más elevadas e interrupciones del servicio que reduzcan los ingresos y el valor de la marca.
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    • Emisiones de GEI Esta categoría se refiere a las emisiones directas (alcance 1) de gases de efecto invernadero (GEI) que una empresa genera a través de sus operaciones. Esto incluye las emisiones de GEI procedentes de fuentes estacionarias (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), bien sea como resultado de la combustión de combustible o de liberaciones directas sin combustión durante actividades como la extracción de recursos naturales, la generación de energía, el uso de la tierra o los procesos biogénicos. La categoría incluye además la gestión de los riesgos normativos, el cumplimiento de la normativa medioambiental y los riesgos y oportunidades para la reputación, ya que están relacionados con las emisiones directas de GEI. Los siete GEI contemplados en el Protocolo de Kioto están incluidos en esta categoría: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
      • Emisión de gases de efecto invernadero El sector del transporte ferroviario genera emisiones principalmente a través de la combustión de diésel en los motores de las locomotoras. A pesar de que las emisiones son relativamente bajas en comparación con otros sectores del transporte, la gestión de los combustibles tiene consecuencias para las empresas del sector en lo que respecta a los costes de explotación y el cumplimiento de la normativa. Los gases de efecto invernadero (GEI), incluido el dióxido de carbono (CO2), son de particular importancia para los reguladores gubernamentales preocupados por el cambio climático. La intensificación de la reglamentación de las emisiones contaminantes de las locomotoras y los elevados costes del combustible proporcionan incentivos a las empresas ferroviarias para que inviertan en mejorar el rendimiento del combustible para gestionar las emisiones. Esto puede aumentar la eficiencia operativa y repercutir en la estructura de costes de las empresas ferroviarias, con repercusiones crónicas y graves sobre el valor y la posición competitiva tanto dentro del sector como en comparación con otros medios de transporte.
    • Calidad del aire Esta categoría aborda la gestión de los efectos en la calidad del aire resultantes de fuentes fijas (por ejemplo, fábricas, centrales eléctricas) y móviles (por ejemplo, camiones, vehículos de reparto, aviones), así como de las emisiones industriales. Los contaminantes atmosféricos relevantes incluyen, entre otros, los óxidos de nitrógeno (NOx), los óxidos de azufre (SOx), los compuestos orgánicos volátiles (COV), los metales pesados, las partículas y los clorofluorocarbonos. La categoría no incluye las emisiones de GEI, que se abordan en una categoría independiente.
      • Calidad del aire Las operaciones ferroviarias emiten varios tipos de contaminantes atmosféricos que están regulados por las leyes nacionales e internacionales, incluidos los contaminantes atmosféricos peligrosos (CAP), los contaminantes criterio atmosféricos (CCA) y los compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos contaminantes tienden a ejercer impactos ambientales y sanitarios localizados. Por ejemplo, los motores de las locomotoras que están al ralentí en las estaciones ferroviarias pueden ser una preocupación para la salud de las poblaciones humanas cercanas, ya que se sabe que los CAP como el benceno son carcinógenos para los humanos, mientras que los óxidos de nitrógeno (NOx) son un importante componente de la niebla tóxica y la lluvia ácida. Al mismo tiempo, el combustible supone un coste significativo para el sector. Las compañías ferroviarias que implementan mejoras en el rendimiento del combustible y gestionan las emisiones podrán ver los impactos en sus costes tanto a corto como a largo plazo.
    • Salud y seguridad de los empleados Esta categoría se refiere a la capacidad de una empresa para crear y mantener un entorno de trabajo seguro y saludable, libre de lesiones, muertes y enfermedades (tanto crónicas como graves). Tradicionalmente se consigue mediante la aplicación de planes de gestión de la seguridad, el desarrollo de requisitos de formación para empleados y contratistas, y la realización de auditorías periódicas de sus propias prácticas y de las de sus subcontratistas. La categoría también recoge cómo las empresas garantizan la salud física y mental de los trabajadores a través de la tecnología, la formación, la cultura corporativa, el cumplimiento de la normativa, la supervisión y las pruebas, y los equipos de protección personal.
      • Salud y seguridad de los empleados El transporte de mercancías por ferrocarril está asociado al riesgo de accidentes y a la emisión involuntaria de materiales peligrosos. Estos pueden perjudicar la salud y el bienestar de los empleados, así como tener repercusiones financieras negativas en las empresas, como la reducción de la productividad, el aumento de la rotación de los empleados y el incremento de los costes de los seguros. Es probable que las compañías ferroviarias se vean afectadas por accidentes y, en algunos casos, la mala salud también podría provocar accidentes. Una fuerza laboral saludable, una fuerte cultura de la seguridad, un método exhaustivo y sistemático de control de la seguridad, los programas de gestión de riesgos (incluida la preparación y la respuesta ante las emergencias) y la integridad operativa en todos los niveles de una empresa pueden contribuir a reducir la probabilidad y la magnitud de los accidentes ferroviarios.
    • Comportamiento competitivo Esta categoría abarca los problemas sociales asociados a la existencia de monopolios, que pueden incluir, entre otros, precios excesivos, mala calidad del servicio e ineficiencias. Aborda la gestión de una empresa de las expectativas legales y sociales en torno a las prácticas monopolísticas y anticompetitivas, incluidas las cuestiones relacionadas con el poder de negociación, la colusión, la fijación o manipulación de precios y la protección de las patentes y la propiedad intelectual.
      • Comportamiento competitivo La consolidación del sector y las denuncias previas de prácticas de competencia desleal de los transportistas cautivos, entre otras razones, crean presión sobre la inmunidad antimonopolio concedida a los ferrocarriles en algunas regiones. Algunos de los cambios de política propuestos podrían generar costes considerables o impedir que se invirtiera en el sector. Es probable que las empresas ferroviarias que operan en los límites de las tarifas permitidas en las zonas en que podrían tener una posición dominante en el mercado, o las que no cumplen los reglamentos sobre tarifas razonables, se enfrenten a un mayor escrutinio reglamentario. Las multas o sanciones correspondientes podrían afectar negativamente a la tasación de una empresa al aumentar su coste de capital. En un entorno de creciente preocupación por la posición dominante y las prácticas de fijación de precios de las empresas ferroviarias, les conviene seguir garantizando la competitividad de los precios y la transparencia en la fijación de las tarifas, por lo que conseguirán al mismo tiempo que sus inversiones generen una rentabilidad adecuada.
    • Gestión del riesgo de incidentes críticos Esta categoría se refiere a la utilización por parte de la empresa de sistemas de gestión y planificación de escenarios para identificar, comprender y prevenir o minimizar la ocurrencia de accidentes y emergencias de baja probabilidad y alto impacto con potenciales externalidades ambientales y sociales significativas. Se refiere a la cultura de seguridad de una empresa, a sus sistemas de gestión de la seguridad y controles tecnológicos pertinentes, a las posibles implicaciones humanas, medioambientales y sociales de la ocurrencia de estos sucesos y a los efectos a largo plazo para una organización, sus trabajadores y la sociedad en caso de que se produzcan.
      • Gestión de accidentes y seguridad Los accidentes ferroviarios y las emisiones involuntarias de materiales peligrosos pueden tener repercusiones en el medioambiente y las comunidades situadas a lo largo de las vías férreas, así como repercusiones financieras en las propias empresas. Las normas de seguridad cada vez más estrictas y la posibilidad de que se generen importantes costes después de los accidentes graves constituyen un incentivo para que las empresas gestionen sus resultados en materia de seguridad mediante un sólido sistema de gestión de la seguridad. Además, la pérdida de confianza de los consumidores después de esos acontecimientos puede dar lugar a la disminución de los ingresos y dañar potencialmente la licencia social de una empresa para operar, por lo que se incrementaría su coste de capital.

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